Él cree que las leyes no le aplican

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10 December 2018

La amenaza a instituciones públicas cuando una decisión en contra no cae en gracia es matonería política. La idea de utilizar a las instituciones para satisfacer intereses o ideas personales, también. El candidato a la presidencia Nayib Bukele ha tenido varios deslices relacionados con la institucionalidad democrática de nuestro país, lo cual resulta preocupante.

El pasado jueves, el candidato del partido GANA manifestó en sus redes sociales que el TSE estaba “fraguando un fraude electoral” y que si se consumaba, se iban a las calles. Todo porque en la impresión de las papeletas de votación variaba el tono de celeste del que supuestamente se había aprobado. Después de la serie de fraudes electorales que dieron lugar a la guerra civil en los Años Ochenta, acusar de fraude por una bandera mal teñida en una impresión es subestimar la inteligencia de las personas.

No es la primera vez que los exabruptos del candidato ignoran deliberadamente los años de trabajo para tratar de consolidar las instituciones en el país. En 2016 llamó a una protesta afuera de la Fiscalía General de la República después que el titular de la institución confirmara que el entonces alcalde era mencionado en unas investigaciones por delitos contra El Diario de Hoy y La Prensa Gráfica; retó al Fiscal General a que bajara y le dijera “en su cara” las acusaciones. Como si fuera un adolescente retando a un compañerito de escuela. En el proceso de formación del partido Nuevas Ideas se creó una narrativa de que existía un “bloqueo a la voluntad popular”, por las distintas objeciones que el TSE le hizo al partido antes de inscribirlo. Convirtieron a la institución en el villano de forma injustificada.

El pasado noviembre, en relación con la aprobación de leyes a favor de la Universidad de El Salvador en la Asamblea Legislativa, manifestó: “¿A quién nos van a lanzar para detenernos? ¿A la UMO? ¿A la Policía? ¿Al Ejército? Ellos van a marchar con nosotros. Porque todos ellos son comandados por el presidente de la República y comandante general de las Fuerzas Armadas. ¿Qué les va a quedar?”. El uso arbitrario de la Fuerza Armada revive fantasmas y da miedo.

El factor común en todas esas situaciones ha sido un rechazo implícito e irracional a la institucionalidad y a las decisiones adversas. Todo bajo la excusa “que los mismos de siempre” están detrás de los reveses que sufre. Si llega a la Presidencia, ¿con qué temperamento asumirá una negativa de la Asamblea de aprobar cualquier ley o el Presupuesto de la Nación? ¿Cómo se tomará un revés judicial? Nayib cree que se lo merece todo. Y son preocupantes las decisiones que pueda tomar una persona que cree que no se equivoca.

Las instituciones públicas tienen sus fallas y eso es innegable. Pero para combatir estas situaciones es que las leyes prevén los canales institucionales y las instancias para controlar una decisión errónea. Es injusto afirmar que todas las instituciones están tiradas a la perdición o que responden “a los mismos de siempre”, cuando dentro de ellas hay miles de personas trabajando para reivindicarlas de las culpas de sus predecesores. Es injusto pensar que las crisis que ha sufrido este país han pasado en vano y que preferimos volver a tiempos de tiranías y autoritarismos.

Como sociedad no podemos tomarnos a la ligera el irrespeto a las instituciones ni los llamados a la rebeldía por un descontento personal con determinadas decisiones. Todo eso desemboca en violencia. Es demasiado pretencioso creer que uno está por encima del bien y del mal, o pensar que nunca se equivoca. En una República todos nos debemos someter a las reglas e instituciones. Hay un problema cuando él cree que las leyes no le aplican.

Abogada