Donnie Darko

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27 November 2018

PUESIESQUE… por pura casualidad, el fin de semana volví a ver esa extraña pero interesante película que un jovencísimo Jake Gyllenhaal protagonizó en 2001, titulada como este artículo; y ver en el filme como el personaje principal se desconecta de la realidad, me hizo pensar como algunos diputados de nuestra Asamblea Legislativa están disociados —en total ruptura— con las exigencias propias de una ciudadanía del siglo XXI, como si vivieran en una realidad paralela.

En efecto, después que la Asamblea Legislativa tardó más de 4 meses en elegir a 5 magistrados de la Corte Suprema de Justicia, ahora está involucrada en el proceso de elección del Fiscal General de la República; pero del desarrollo de las primeras etapas de dicho proceso se advierte que muy poco ha cambiado, que los diputados insisten en un método claramente irregular, desde la perspectiva constitucional, para las elecciones de segundo grado.

Asemeja, pues, que algunas de las características más relevantes —y, al mismo tiempo, indignantes— de la práctica parlamentaria nacional no han cambiado: el desprecio por la meritocracia, la opacidad de las negociaciones, el reparto partidario de los cargos públicos, etc.: parece que nuestros diputados continúan en la manifiesta intención de defraudar a la ciudadanía.

Así que mucho pedir perdón por parte de algunos diputados por el retraso en la elección de magistrados, pero la conducta observada en el proceso de elección del Fiscal General sugiere que no ha existido, recurriendo a expresiones propias del ritual católico, ni contrición de corazón ni propósito de enmienda, ya que: se inicia el proceso de elección sin establecer previamente el perfil del funcionario a elegir; se desarrolla el proceso sin contar antes con un mecanismo de evaluación (llámenlo como quieran: parámetros objetivos, instrumento de evaluación, baremo); se realizan entrevistas caracterizadas en esencia por la superficialidad; y, lo más aberrante, antes de concluir las entrevistas se hacen públicos los nombres de los candidatos “favoritos”.

Y cuando se escucha el nombre de algunos de esos candidatos, uno reflexiona: ¿en realidad la Asamblea Legislativa pensará en elegir como Fiscal General a un exmagistrado que viajó a California, con gastos pagados por el Estado, al Festival Gastronómico La Pupusa Power?… ¿Acaso será cierto que se piensa elegir como Fiscal General a un funcionario público en evidente conflicto de interés, en tanto que debe decidir sobre denuncias contra diputados por violación a deberes éticos?… ¿Estará hablando en serio el diputado que dice que algunos de los candidatos con “bastante fuerza” para ser electo como Fiscal General son exmagistrados que participaron en la decisión del pleno de la Corte Suprema de Justicia, en 2005, para despojar a la Sección de Probidad de sus potestades de investigación? (Si quieren conocer quiénes fueron los magistrados que participaron de esa funesta resolución, basta ver un artículo que el exmagistrado Sidney Blanco publicó en 2012).

No hay duda, entonces, de que la lucha ciudadana NOSEACABUCHE… debemos estar vigilantes de las actuaciones de la Asamblea Legislativa en el proceso de elección del Fiscal General.

P.D.: Otra idea que vino a mi mente al ver la película del título de esta columna fue que posiblemente algunos diputados miran a la sociedad civil como el “Frank” del filme… ya conocen, entonces, que no habrá paradoja de predestinación, por lo que ya saben, con certeza, que les quedan menos de 875 días, “6 horas, 42 minutos y 12 segundos” de carrera política: si bien, pues, algunos diputados no han cumplido a cabalidad con el rito de la confesión, la ciudadanía sí impondrá, en 2021, la penitencia de no reelección.

Abogado constitucionalista