Voces de las mujeres salvadoreñas

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26 November 2018

En las últimas semanas he tenido el enorme gusto de conversar con cientos de mujeres a lo largo del país, quienes me han compartido sus aspiraciones, pero también sus historias de dolor; de igual forma me compartieron sus expectativas de los cambios que esperan en el siguiente Gobierno. Ha sido un ejercicio de mucho aprendizaje, mucha empatía y, sobre todo, mucha sororidad.

En estos talleres participaron profesoras, trabajadoras de la salud, madres solteras, profesionales, emprendedoras, amas de casa, pequeñas productoras agrícolas, artesanas, jóvenes estudiando bachillerato, pensionadas, etc. Todas con una historia de vida diferente, pero todas anhelando ver un mejor El Salvador para ellas, para sus hijos, para sus familias.

Yo les compartí a ellas algunos de los temas que, desde la Presidencia, Carlos Calleja y yo trabajaremos para brindar más oportunidades a la mujer salvadoreña; por ejemplo, las becas para que nuestras niñas y jóvenes puedan continuar sus estudios y nuestra apuesta por la infancia temprana, para que los niños tengan atención de calidad en los primeros años de su vida, y las madres que trabajan puedan dejar a sus hijos con la garantía que ellos serán bien cuidados. También conversamos de nuestro programa de vivienda digna, sobre todo para las madres solteras, quienes enfrentan enormes dificultades en el acceso a un hogar digno.

Hablamos de la necesidad de mejorar el sistema de salud, de emprendedurismo femenino y también discutimos un tema del que muchas veces no se habla pero que sufren en silencio miles de mujeres en nuestro país: la violencia contra la mujer. Conocí historias dolorosas que me hicieron consciente de la resiliencia de las mujeres salvadoreñas, pero también de la necesidad de combatir de frente este flagelo.

Yo les contaba a ellas que no sabía el nivel de agresividad que me esperaba al entrar en el mundo político y que si bien se trataba de violencia psicológica, y por ende no era comparable al sufrimiento que viven miles de mujeres en un país donde cada 10 horas una mujer es asesinada, seguía siendo violencia, sistemática y dolorosa. Al hablar del tema, varias me compartieron sus historias de violencia y me hicieron ver la necesidad de reforzar los mecanismos gubernamentales para que la mujer se sienta segura al denunciar, pues persiste mucha impunidad y —en muchos sentidos— sigue siendo un tema tabú. Hablamos de la necesidad de fortalecer el autoestima de nuestras niñas y jóvenes y de la necesidad de un enfoque integral en el abordaje de esta intolerable realidad. Ante todo, hablamos. Algo que para muchas se daba por primera vez.

Varias mujeres me dijeron que, pese a ser un tema doloroso, es un tema que hay que visibilizar, que hay que denunciar y que hay que enfrentar con valentía, pues ya no podemos permitir que lo sufran en silencio.

El tema de la violencia contra la mujer y, sobre todo, de las desigualdades estructurales que nos limitan, no es un tema que se deba electoralizar; es un tema que se debe tratar con absoluta seriedad. Pero eso demanda superar los prejuicios y el estigma que muchas veces nos inhibe a alzar nuestra voz. El derecho de la mujer de defender su propia dignidad no debe ni está sometido a su condición social o forma de pensar.

Mejorar las condiciones de vida de las niñas, jóvenes y mujeres fue una de mis motivaciones para haber ingresado a la política y representar la voz de todas esas mujeres que quieren oportunidades reales e inmediatas para superarse, autorrealizarse y sacar adelante a sus familias.

Las conversaciones que sigo sosteniendo con mujeres y jóvenes en todo el país me comprometen cada día más a trabajar por lograr el gran objetivo de brindar igualdad de condiciones a las mujeres salvadoreñas. No ha sido falta de talento lo que ha limitado el desarrollo de las mujeres en nuestro país, ha sido falta de acceso a oportunidades. Es por lo tanto un tema de justicia social al que daremos prioridad en nuestro Gobierno. Mi compromiso es ser esa voz que ponga el tema de mujer en aquellas mesas de decisión donde con demasiada frecuencia han estado ausentes.

Como bien sabemos las mujeres, el camino no será fácil, nada que valga la pena viene sin esfuerzo, pero como mujer aspirando a un cargo de liderazgo, trabajar este tema es mi deber.

P.D. Agradezco a todas esas mujeres que me han dado palabras de apoyo, que comparten sus anhelos conmigo. Gracias, me siento profundamente comprometida con todas ustedes y con nuestro país.

Candidata a la Vicepresidencia

por la Alianza por un Nuevo País.