¿Coberturas hospitalarias en abandono?

descripción de la imagen

Por

24 November 2018

Técnicamente hablando, cada hospital debe contar con su zona de influencia (área geográfica) y su cobertura, entendida esta última como la población bajo responsabilidad del nosocomio. Esto es importante porque la cobertura constituye el parámetro principal para calcular la capacidad del nosocomio (número de consultorios, número de camas hospitalarias, dimensiones y equipamiento de servicios de apoyo, dimensiones de esperas, etc.).

En el medio salvadoreño tal parece que los centros hospitalarios se echan a andar y se abandonan a su suerte porque la mayoría de establecimientos lucen abarrotados en forma persistente desde hace décadas. La evaluación enfocada a la producción de servicios versus la satisfacción de las demandas de salud para conocer qué cambios tienen que hacerse para que funcionen con normalidad, se justifica por las siguientes razones: (1) Crecimiento de la población bajo responsabilidad; (2) Conocer en qué magnitud ha sido rebasada la cobertura original para introducir los ajustes que correspondan. Comúnmente el desfase se compensa con sobrecarga laboral y los esfuerzos del personal. Naturalmente los nosocomios no se planean para que funcionen eternamente, si no se realizan cambios de acuerdo a un plan de desarrollo son candidatos a colapsar.

(3) Pérdida de vigencia de antiguas zonificaciones sanitarias que no responden con la realidad; (4) Advenimiento de nuevas vías de comunicación que han modificado los límites de las zonas de influencia produciéndose duplicaciones o traslapes; (5) Cambios en la dinámica laboral, social y familiar. En los tiempos actuales muchos salvadoreños utilizan las ciudades del interior de la república como dormitorios porque se desplazan a diario a la capital para cumplir diversidad de compromisos de trabajo, de estudio, familiares y de otra índole y (6) Mal uso de los establecimientos de salud por falta de divulgación y orientación a los usuarios, quienes ante una necesidad se desplazan al centro de atención que les conviene casi al libre albedrío. A la postre las coberturas prácticamente son virtuales y no reflejan la realidad y los nosocomios atienden lo que les llega, no lo que les corresponde atender.

Para abordar el actual estado de cosas lo recomendable es analizar el todo, es decir diagnosticar lo que existe al presente y compararlo con lo que debería de existir con el propósito de dimensionar la brecha a intervenir. Una visión del todo tomando en cuenta datos demográficos actualizados podría detectar rigideces, vacíos, traslapes, duplicaciones, cuellos de botella y áreas críticas que tienen repercusión sobre el problema que nos ocupa.

La actualización de las coberturas y las posibles intervenciones de ajuste puede requerir de una inversión cuantiosa de recursos, pero podría formularse un plan maestro de desarrollo por etapas. El reordenamiento inteligente de la oferta de servicios definitivamente contribuirá a mejorar varios aspectos tales como: oportunidad en la entrega de los servicios, utilización adecuada de los establecimientos de salud, distribución regular de carga de trabajo, disminución de demanda insatisfecha, probablemente un plus en la articulación de los niveles de atención y disminución de las insufribles colas.

Médico