El Transhumanismo

descripción de la imagen

Por

21 November 2018

El transhumanismo es un movimiento cultural e intelectual que tiene como objetivo final transformar la condición humana mediante el desarrollo y fabricación de tecnología, que mejoren las capacidades humanas, tanto a nivel físico como psicológico e intelectual. Los impulsores y pensadores transhumanistas estudian los posibles beneficios y peligros de las nuevas tecnologías que podrían superar las limitaciones humanas fundamentales, como también la tecnoética adecuada a la hora de desarrollar y usar esas tecnologías. Estos especulan sosteniendo que los seres humanos pueden llegar a ser capaces de transformarse en seres con extensas capacidades, merecedores de la etiqueta “posthumano”.

Algunos autores consideran que el origen remoto del transhumanismo, al menos en la formulación de este término y en su inspiración general, puede situarse en un texto de Julian Huxley de 1957, hermano del escritor Aldoux Huxley, y nieto del célebre biólogo T.H.Huxley, conocido por ser el primer director de la Unesco. Colaboró en la Sociedad Humanista de Nueva York (First Humanist Society of New York) y en su presidencia del congreso fundacional de la vigente Unión Internacional Humanista y Ética en 1952. Actualmente, personalidades reconocidas por sus empresas exitosas se han sumado a este nuevo ideal que los últimos años ha tenido un significativo avance. Larry page, fundador de Google, se ha interesado en la corriente transhumanista; su proyecto más ambicioso es calico y su objetivo: solucionar el problema de la muerte humana.

Para ello ha contratado al profeta del transhumanismo y experto informático Ray Kurzweil, quien busca combinar toda la información médica, biológica y genética disponible en una inteligencia artificial dotada de herramientas para un autoaprendizaje. Así como Page, hay otros millonarios famosos interesados en el transhumanismo; Mark Zuckerberg, de Facebook; Elon Musk, de Pay Pal, y el actor Ashton Kutcher se han aliado para invertir 50 millones de dólares en Vicarious, una compañía que busca replicar el neocórtex, la parte de nuestro cerebro que ve, oye, habla y razona.

Es imprescindible preguntar: ¿nuestra vida será mejor? O ¿es un paso agigantado de un utilitarismo destructor de vidas humanas? Recordemos la idea de emancipación, que cancela toda confianza en lo establecido por la tradición, las costumbres y la propia naturaleza y apela a la subversión contra lo dado, siendo este el objetivo principal del trashumanismo; la superación de las limitaciones humanas.

Este fin, sin embargo, deviene distópico cuando el futuro que evoca empeora el presente que descarta, recayendo en una suerte de totalitarismo que privilegia a los emancipadores y margina a quienes, en atención a sus convicciones y al propio sentido común, se resisten a abandonar la comprensión teleológica de “lo natural”; cuando somete tiránicamente a sus imposiciones colectivas a quienes, por razones económicas, sociales o culturales, han avanzado menos en la senda del progreso tecnológico.

Amparándose en las tesis ilustradas de los últimos siglos, la emancipación transhumanista se ha identificado con la idea de una libertad que se vertebra sobre los siguientes ejes: a) el abandono progresivo de la dependencia de “lo natural”; b) la racionalización de la vida orgánica en torno al conocimiento científico y c) el mito de un progreso indefinido, cuyo timón debería transitar desde la imprecisa evolución y la impredecible providencia, hasta la fiable tecnología y la firme determinación de una voluntad humana que aspira a superar su vulnerabilidad.

Sin embargo, debemos preguntarnos si la radical emancipación del ser humano frente a su naturaleza constituye un verdadero progreso o representa, por el contrario, la regresión a nuestro primitivo estado de naturaleza. Un estado en el que la praxis se ordenaba al sometimiento de la naturaleza y al imperativo de la conservación.

Analista político y escritor