Las mariposas llegaban por miles, era una mancha blanca que en la primera semana de diciembre se atravesaba las calles del pueblo de San Esteban Catarina, San Vicente, coincidía el festejo de primeras comuniones, los niños salían a hacer intentos de atrapar alguna de éstas y solo lograban confundirse en esa “mancha”, la abuela decía que venían huyendo del veneno en los algodonales. Eran los años 80.
Como las mariposas, en el mundo existen 240 millones de migrantes internacionales, 40 millones son menores de 20 años, y son oriundos de 37 países, y América Latina es la segunda región, después de África mayormente exportadora de migrantes, estos datos de acuerdo el Servicio Social Internacional (SSI).
Recientemente se ha conocido una nueva modalidad de migración; “Las Caravanas”; miles de personas que rompen el secreto a voces, ese deseo natural de todo ser viviente de buscar básicas condiciones y salvaguardar su existencia y la de los suyos, pese a los riesgos que esta forma de movilización implica. Indistintamente manipuladas o no, a la base se encuentran razones que motivan a cualquier ser humano a tomar esta clase de peligro, razones que derivan de sistemas que no garantizan condiciones para una vida digna.
Sin embargo, la movilización es un derecho inherente a cada persona; entonces, lo que vemos son caravanas de personas que no viajan solos sino que van con sus derechos y cargando obligaciones. Entre ellos hay infantes que integran la travesía, trayecto que puede ser más traumante que la causa del viaje.
En este contexto, surgen diferentes opiniones, incluso personas en condición de desempleo o con ingresos no suficientes para satisfacer sus necesidades, que expresan el deseo de integrar las caravanas, otro aporte es esta realidad lo hace el Servicio Social Internacional, una red de organismos que velan por la promoción de las personas, quien recientemente presentó el documento de buenas prácticas “niñas y niños en situación de migración, de la protección a una solución sostenible de calidad”, una guía propuesta para funcionarios que tienen bajo su responsabilidad la atención de niñez en condición de migración, y que les permite en el marco de un estándar internacional de derechos tratar a esta población que debería tener primacía, y que solo entre 2015 y 2016, 100,000 niños no acompañados fueron detenidos en la frontera de México y Estados Unidos.
Este Manual que trata sobre el cuido trasfronterizo da respuestas globales a un desafío de interés colectivo fue originalmente presentado en inglés en 2017. En octubre de 2018 en El Salvador fue presentado por Saint Francis Ministries, entidad que trabaja en proyectos desde hace tres años en los países del Triángulo Norte. Por una colaboración entre Saint Francis y SSI-USA el documento fue traducido al español y hecho disponible de manera gratuita en Internet. Sus principales pasos sugeridos para la protección de la niñez en situación de migración son:
Llegada, detención e identificación, apoyo y cuidado inmediato, evaluación de la situación del niño o niña, integración temporal y modalidades de cuidado de calidad en el país de acogida, evaluación de la situación en el país de origen, determinación de una solución sostenible que atienda al interés superior del menor, implementación de la solución sostenible y monitoreo y seguimiento.
El manual en cuestión cita que en la situación de los menores migrantes priman: vínculos rotos, incertidumbre, perdida de referencias familiares, culturales y religiosas, estrés y traumas sicológicos, presión de la familia para pagar la travesía, estigma y discriminación, retorno no preparado al país de origen entre otros.
Este manual de buenas prácticas es amplio y con enfoque transfronterizo, ya ha sido validado en diferentes regiones, y tienes características de adaptarse a cualquier país y/o fortalecer los protocolos de cuido a niñez migrante. Hace valer los derechos de esta población, es esperanzador como lo manifiestan los mismos niños que han sido considerados bajo este enfoque, que hace valer la ternura.
La migración ha viajado a través de la historia movida por la sobrevivencia, las respuestas pueden ser diversas y cuestionables pero es importante conocer que en la travesía no solo hay muros y amenazas, sino también dosis de ternura y derechos.
Periodista especializada en turismo y desarrollo local