Existe diversidad de anuncios publicitarios que llaman poderosamente la atención del lector o del oyente; anuncios de todo tipo, sean estos por oferta de productos, sensibilización, divulgación, propaganda, prevención, entre otros. Y resulta muy interesante y sorprendente observar el poder de influencia que tienen en la persona, a tal grado de crear necesidades de consumo, movimiento de emociones, sentimientos y pensamientos, todo dependerá del nivel de impacto que cause en la persona y del objetivo que persigue dicho mensaje. Es allí donde se encuentra la psicología atrás de la publicidad.
Es increíble y valiosa la labor que tienen los profesionales que se dedican a ese campo, para poder entrar a la mente de las personas con lo que desean ofertar o proponer, a tal grado de persuadirlas a adquirir u optar por lo que se publica, ya que los mismos no pierden el menor detalle para lograr ese principal objetivo.
Resulta tan mágica la publicidad que llega un momento que hasta nos condiciona a una imagen, lema, slogan, etc. que atrae al que la lee o la escucha, hasta convertirnos en agentes multiplicadores de trasladar y contribuir a persuadir a otras personas con el mensaje que se recibe; sin embargo, para lograr dicho objetivo, los publicistas hacen todo un estudio sobre el tipo de población a la que va dirigido el mensaje, qué es lo que se desea transmitir y lograr, o qué efecto se desea obtener en las personas, por lo que juegan un papel muy importante, los intereses, expectativas, motivaciones, gustos, necesidades, creencias e ideologías de la población, ya sea para reforzarlas o cambiarlas, lo cual es digno de admirar y reconocer en los que se dedican a este arte.
Hay, a nivel de la psicología, diferentes corrientes teóricas en las que los especialistas en la materia a lo largo del tiempo han estudiado la conducta humana y han basado la misma, bajo diferentes enfoques. Para el caso citaremos a Burrhus Frederic Skinner, psicólogo y filósofo estadounidense, conductista radical, quien fue uno de los que basó su teoría en que la conducta del ser humano es producto del medio en el que se desarrolla, por lo que se condiciona a los estímulos que ocasionan respuesta en el ser humano o cambios de conducta. El reforzamiento de dichos estímulos eleva la frecuencia con que ocurre una determinada conducta.
Es así que, a manera de ejemplo, cualquier anuncio publicitario estimula al ser humano, estimula sus sentidos, a tal grado de reaccionar frente al mismo, ya sea aceptando o rechazando el mensaje que se recibe, sea este para consumir un producto, atender un llamado o actuar de una forma específica, según sea el caso.
Si bien es cierto la publicidad nos puede convencer de lo que nos anuncia, es necesario ser muy observadores, analíticos, conscientes y sobre todo críticos de algunos mensajes que se nos brindan y cómo se nos muestran, ya que precisamente por haberse estudiado muchos factores previo al momento de diseñar y difundir cualquier anuncio publicitario, todos llevan consigo un mensaje sugestivo para el lector u oyente, pero como receptores de los mismos debemos trascender, y nuestra capacidad de razonamiento debe permitirnos comprender o detectar la intencionalidad del mismo.
Es de reconocer y aplaudir toda la publicidad que se hace con un fin positivo, cuando se crea conciencia social, sensibilización, divulgación, prevención, concientización sobre temas o acontecimientos importantes, que van a favor del crecimiento y desarrollo de la población y, por otra parte, hacer una reflexión y conciencia sobre aquella publicidad que no se hace con mesura.
Licenciada en Psicología y Máster en
Diseños y aplicaciones en Psicología