La nobleza en el trato

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16 November 2018

En el quehacer médico el trato digno y cordial a los pacientes es un elemento fundamental. Del profesional se espera, por supuesto, que tenga sólidos conocimientos, que se actualice y que posea destreza en los procedimientos que realiza. Eso es muy importante pero no es suficiente, debe complementarse con una actitud empática, una naturaleza optimista y un don de gentes que facilite una relación positiva. La ciencia se aprende en las aulas o en la autoenseñanza pero la aptitud para desarrollar una buena relación médico-paciente o bien ya se trae o se debe cultivar hasta que se forme. En eso estriba el arte del oficio.

La Medicina es una profesión noble. Lo de “noble” no lleva en este caso la acepción aristocrática, de superioridad ante el otro, sino de tratar al otro como nos gustaría que nos trataran a nosotros. Es una nobleza de espíritu.

En mi trabajo, especialmente en el institucional, veo a mis colegas de diferentes especialidades cómo se desempeñan y del esfuerzo que hacen para brindar la mejor atención posible, aún con recursos escasos. Los miro sobreponerse al cansancio y a las limitaciones, y tratar a sus pacientes con esa nobleza que mencionamos. Esos doctores, me digo, están donde deben estar. Lastimosamente también veo la otra cara de la moneda y me doy cuenta del maltrato que reciben muchos pacientes, que tienen la mala fortuna de ser atendidos por médicos amargados, prepotentes, sin una pizca de empatía. Entiendo, porque lo he vivido, que uno no está siempre con la mejor disposición de ánimo y que los médicos, como humanos, estamos sujetos a debilidades y malos momentos. Hay que entender, sin embargo, que los pacientes no deben pagar por los problemas de los médicos, y que sobreponerse a las vicisitudes y dar siempre una buena cara es también parte de esa actitud de la que hablamos.

Empatía significa ponerse en el lugar del otro y es esencial en Medicina. Para el médico un paciente puede ser el décimo que mira en una mañana, pero para el paciente esa consulta es una oportunidad por la que ha esperado mucho tiempo. Tal vez ha estado contando los días, tal vez durmió poco y salió de su casa aun de noche. Tiene muchas expectativas de ese encuentro especial. El médico que no sea capaz de comprender esto tal vez escogió mal su carrera. Cuando hablo con estudiantes me gusta contarles aquel cuento de Salarrué, Nochebuena, el de la Ulalia y sus dos cipotes que nunca habían tenido juguetes de verdad, que se enteró que en el pueblo iban a repartir regalos de Navidad a los niños, y que salieron felices de su rancho a medianoche para llegar a tiempo, que caminaron descalzos por valles y quebradas, que llegaron al pueblo y se pusieron emocionados en la cola, y que cuando llegaron hasta donde el cura que repartía los juguetes y éste supo que no eran del lugar, le dijo a Ulalia: “Para vos nuay”. Eso es precisamente lo se hace a veces en la práctica médica, cuando se trata con acritud a los pacientes.

Nobleza también significa tratar igual a todos, al pobre y al acomodado, al anciano y al joven, al paciente privado y al que llega a un hospital público. Los médicos siempre debemos recordar que nosotros elegimos nuestra profesión, que podemos escoger qué hacer, que los pacientes no.

Médico psiquiatra