Una noche en la ópera

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13 November 2018

PUESIESQUE… debo impartir una conferencia sobre el inacabado proceso legislativo de elección de magistrados de la Corte Suprema de Justicia … Ya que en dicho proceso ha sucedido casi de todo, menos lo que la Constitución, la ley, la lógica elemental y la decencia cívica imponen, reflexiono sobre el título de la ponencia y … al revisar las declaraciones tan estrambóticas y las actuaciones y/u omisiones tan rocambolescas de algunos diputados, de “opinólogos” y de los infaltables “todólogos”, creo que titularé la exposición apropiándome del nombre de la genial película que los hermanos Marx (me refiero a Groucho, Chico y Harpo...y no había ningún Karl) protagonizaron hace más de 80 años.

En efecto, en ese proceso de elección de magistrados han sido tantas las situaciones significadas por el absurdo (como asegurar que todos los candidatos cumplen por el perfil para ser magistrado y algunos se atreven a añadir, sin rubor alguno, que ¡para cualquier Sala! …y la Comisión Política ¡lo consigna por escrito!; que algunas propuestas hechas por los partidos políticos solo eran “señuelos”; el supuesto baremo de un partido político que tiene gruesos errores aritméticos; etc.), por el surrealismo (proponer que se haga una elección parcial; consultar si se pueden hacer traslados de magistrados de las otras Salas de la Corte Suprema de Justicia a la Sala de lo Constitucional; etc.), y por los equívocos malintencionados (un partido político dice proponer que se elijan como magistrados a los cinco candidatos mejor evaluados... pero después, sin expresar motivo, retira el apoyo a dos de esos candidatos… y parece que es porque esos candidatos son ¡independientes!; un partido político que retira, sin explicaciones, el apoyo a la candidata que antes había propuesto; etc.), que perfectamente podrían servir de inspiración para lo que podríamos llamar vodevil legislativo (¡vaya! ...la Asamblea Legislativa ha inventado un nuevo género de la comedia teatral… para que lo resalten en la memoria anual… así no será tan aburrida).

Veamos: ese impresentable y repudiable intercambio de listas de candidatos a magistrados preferidos por cada partido político, si bien no hace ninguna gracia, provoca que las sesiones de la Comisión Política parezcan inspiradas en la escena de “la parte contratante de la primera parte” (vean esa famosa secuencia, una brillante parodia sobre el lenguaje de los contratos, en: www.youtube.com/watch?v=S8m1JAfYVfg).

O, díganme si la insistencia de un partido político (ya sabemos todos a cual me estoy refiriendo) para que se elija a “su” candidata (que no cumple con el perfil de magistrada) no es otra cosa que una burda reproducción de la escena de “y también dos huevos duros” (por favor, no dejen de verla: www.youtube.com/watch?v=KsLVIrNWosM).

Quizá todo se reduce a que no terminamos de admitir que varios diputados y algunos líderes políticos son, en realidad, fervientes seguidores de mi tocayo (J. Henry es el verdadero nombre de Groucho), ya que siguen al pie de la letra aquello de “Estos son mis principios. Si no les gustan, tengo otros”.

Con esa ideología por parte de algunos diputados y líderes políticos, fácil es entender por qué el proceso de elección todavía NOSEACABUCHE.

P.D.: Y como vodevil que se respeta tiene número musical, pues a esa estéril labor de la Comisión Política, de incluir el nombre de un candidato en una lista, quitarlo, volverlo a poner, sacarlo de nuevo…como que va bien con la horrible canción esa de: “que te la pongo/que te la pongo/un diputado me dijo que sufría de soledad/Yo que conozco el remedio le ofrecí la Constitución/Preguntó cómo se lee con mucha preocupación”… ¿esa es la letra?

Abogado constitucionalista