Treinta y tres abogados han presentado sus hojas de vida, trayectoria y aplicaciones para el cargo de Fiscal General de la República.
En la lista figuran el actual titular del Ministerio Público, así como exfiscales, jueces, magistrados y abogados en el libre ejercicio de su profesión.
Ahora se hace una especie de convocatoria y concurso para los interesados en el cargo, cuando otrora se llamaba directamente a los mejores profesionales para desempeñar ese y otros puestos de alta jerarquía y responsabilidad.
De un tiempo para acá ya no fue tan atractiva semejante carga, máxime en un país donde creció tanto la burocracia, se complican los procesos y donde prevalece mucho la anarquía, pero, sobre todo, donde la inseguridad y la infiltración del bajo mundo en las instituciones disuade cualquier interés de servir auténticamente. Aunque hay que recordar que ha habido quienes valientemente se la han jugado, incluso en tiempos de guerra, como el entonces Fiscal Roberto García Alvarado, al que la guerrilla que ahora se muestra como “inmaculada” mató haciéndole estallar una bomba en la cabeza.
El Ministerio Público, la Fiscalía específicamente debe ser fortalecida para potenciar la lucha contra la impunidad y la corrupción, después que ambos flagelos han tenido en sus manos la institución. Solo hay que ver que uno de sus extitulares está siendo procesado por varios delitos, uno de ellos supuestamente haber cedido a la compra de voluntades por la cual se enjuicia a Funes, el mismo que se presentaba como mesías y que ahora está acusado de saquear al Estado por más de 351 millones de dólares.
Por estos hechos también están siendo procesados varios exjefes de la Fiscalía, donde solo se simulaba que investigaban casos de gran envergadura como el de la represa El Chaparral, pero realmente estaban celosamente engavetados en el archivo.
En la presente administración se ha enjuiciado a dos expresidentes de la República y se ha condenado a prisión a uno de ellos, Saca, y a sus excolaboradores más cercanos, pero los salvadoreños esperan más resultados de investigaciones, pues han sido evidentes y se han denunciado muchos más casos de corrupción y despilfarro.
Ese es el reto que tendrá quien asuma como nuevo Fiscal General de la República: hacer que nadie se sienta por encima de la ley que pueda escapar a ser sancionado por haber cometido delito, robar del erario o corromper al sistema.
El reto que tienen los diputados es examinar exhaustivamente a los candidatos, tanto en sus capacidades profesionales y morales como en su solvencia económica, para que no vuelva a producirse otra compraventa de voluntades como en tiempos de Funes.
Fortalecer la justicia y parar la corrupción
La justicia siempre se representa con los ojos vendados, con una balanza en sus manos y una espada en la otra: justicia es dar a cada quien lo suyo, al justo lo que le pertenece, al que delinque su castigo. Y esa norma la hicieron suya juristas de la talla del Doctor José Gustavo Guerrero, gloria de la jurisprudencia salvadoreña y mundial.
Herodoto cuenta la historia del terrible castigo que ordenó contra el juez prevaricador Cambises, el gran rey del imperio persa; le mandó desollar vivo para sentar ejemplo a todos los que en su reino impartían justicia, como son numerosos los pasajes bíblicos condenando al que por dinero o intereses favorece a unos y condena a otros.
No se trata, y nos dirigimos al presidente de la Asamblea doctor Norman Quijano, de ceder ante presiones, de atender lisonjas, de no estudiar a fondo los antecedentes de un candidato. El país no puede quedar en manos de ineptos y prevaricadores, que es una variante de la falta de escrúpulos, de la sinvergüenzada.