Las investigaciones de las autoridades han determinado que las pandillas compiten con las bandas que históricamente se han dedicado al robo y hurto de vehículos en El Salvador. En los últimos años, las pandillas no solo utilizan los automotores para cometer asaltos, homicidios, extorsiones u otros delitos y que luego los abandonan, sino para ofrecerlos en venta, para desmantelarlos y venderlos en piezas.
La jefa de la Unidad de Hurto y Robo de Vehículos de la Fiscalía General de la República, Lucrecia Aparicio afirmó que las pandillas están organizadas y que “dentro de sus estructuras hemos podido investigar y delimitar; tienen organización logística e identificados lugares donde encaletan (o esconden) esos vehículos”.
Estos grupos planifican los robos y pueden sostener conversaciones en clave entre ellos sobre las acciones que desarrollarán en determinados plazos. En algunas ocasiones roban por encargo, el tipo de auto.
Según la fiscal, entablan diálogos a través de celulares, además intervienen personas que “legalizan” esos vehículos para darle aparente identidad ilegal al vehículo, haciendo compraventas con la modificación de las series. Y esto sucede porque hay personas que los encargan, un receptador -compra cosas robadas-, y a veces este es el mismo que financia y hace que toda la estructura opere.