Este año se celebró la LXXIII Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, con la asistencia de los representantes de los 192 estados miembros, quienes tienen la oportunidad de dirigirse al pleno para exponer situaciones de interés, problemas o amenazas de sus países.
El Presidente de Guatemala, Jimmy Morales, aprovechó para hacer un llamado por la defensa de la vida y el fortalecimiento de la familia, necesidades acuciantes en nuestros países. El Presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, quiso llamar la atención del mundo a la difícil situación de los países productores de café por los bajos precios del grano, mostrando de manera dramática un billete de $5, que es el costo de una taza de café en las principales ciudades del mundo, mientras al productor le quedan únicamente $0.02.
Al llegar el turno al Presidente Sánchez Cerén era lógico esperar que abogaría por una extensión al TPS de los miles de compatriotas que viven en Estados Unidos, o hacer un llamado para evitar la separación de las familias, especialmente los niños instalados en campamentos de acogida lejos de sus padres. Gran decepción porque el mandatario perdió una oportunidad de oro, prefiriendo exigir el término del bloqueo a Cuba y reiterar una vez más su apoyo a los gobiernos de Venezuela y Nicaragua, que por lo visto siguen siendo el modelo de su administración.
Y aunque durante varios meses el mandatario ha permanecido en su acostumbrado silencio, que algunos interpretan porque no tiene nada que decir, esta semana los medios nos informan de su visita oficial, acompañado por su esposa a La Habana, y allí agarró valor para dar fuertes declaraciones contra el Gobierno de los Estados Unidos, sobre el serio problema de la caravana de miles de hondureños que pretenden a la fuerza, ingresar a territorio norteamericano.
Cito textualmente sus palabras: “Para nosotros emigrar es un derecho humano; por tanto, se tiene que respetar el derecho de los migrantes. Estamos totalmente opuestos a la política de Donald Trump”. Tal vez olvida que el derecho de los emigrantes termina, donde comienza el de los Estados Unidos de abrir sus fronteras solo a quienes pretendan entrar legalmente. Y en actitud retadora afirmó que en El Salvador se han desarrollado programas con los que se ha logrado disminuir la emigración y los homicidios, con esfuerzo propio y no como resultado de la ayuda que Estados Unidos da al país y que ahora amenaza con retirar. En buen salvadoreño, dijo no necesitar esos millones, aunque su partido insiste en que las relaciones con Estados Unidos son excelentes.
¿Será que esa actitud triunfalista se debe a que ya le quedan pocos meses en el cargo y no le interesa el efecto negativo que sus palabras tengan en el futuro de los salvadoreños? También lo explica su negativa a avalar el decreto para dar más autonomía a la Unidad de Investigación Financiera de la Fiscalía, que costó a El Salvador ser suspendido del Grupo Egmont, organismo internacional clave en el combate del lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo. Esto solo lanza una señal inequívoca de que se busca proteger a varios funcionarios señalados por actos de corrupción, con especial dedicatoria para el prófugo Funes, primer presidente del FMLN.
Y como Sánchez Cerén en los últimos meses ha vetado más leyes que durante toda su administración, parece estar aprovechándose del limbo jurídico existente, al estar acéfala la Sala de lo Constitucional, con la complicidad de los diputados de GANA/FMLN que quieren magistrados hechos a su medida, en lugar de los honrados profesionales que les precedieron en el cargo.
Maestra