Un tiempo atrás conocí la historia de un joven, de 22 años de edad, de una familia numerosa: 7 hermanos, más sus padres. Sus orígenes modestos. Él intentó cruzar, de forma ilegal, hacia los Estados Unidos en 2015, asumiendo los riesgos que la ruta del migrante conlleva —reclutamiento por estructuras de narcotráfico, trata de personas o, en el peor de los casos, la muerte. Había conseguido, con esfuerzo, dinero para los gastos que representa esta travesía. Cinco mil dólares. Llegó hasta México y ahí fue detenido para su deportación. No logró su objetivo.
Al regresar al país, sus hermanos intentaron convencerlo de los peligros, de que podía morir en el intento. No lo lograron. En 2016 volvió a intentarlo. Esta vez lo logró, pero el camino no fue nada fácil. Ahora se encuentra en un proceso de asilo por la inseguridad que vive, no solo el país, sino que el Triángulo Norte.
Todo lo que hay detrás de cada persona que intenta irse; los sufrimientos, angustias, la desintegración familiar, los peligros a los que se enfrentan en ese trayecto, entre otros, me hicieron reflexionar sobre ¿qué debe ofrecerle el país a nuestros hermanos retornados, luego de que hace muchos años arriesgaron tanto en busca de mejores oportunidades? y lo primero que concluí es que, como punto de partida, en El Salvador se debe cambiar el estigma de que todos los retornados son delincuentes. No hace mérito, ni es justo para el esfuerzo detrás de cada historia.
En nuestro país todavía existe esa falsa creencia de que todos los que regresan de Estados Unidos son delincuentes y eso no es verdad. La gran mayoría de gente que regresa son personas honradas, trabajadoras y que, con mucho sacrificio, se fueron a Estados Unidos y progresaron allá, formaron familia, fortalecieron la economía del país con el envío de remesas, entre otros aspectos.
El cambio en esa mentalidad de cómo ver a este grupo poblacional es un punto de partida, pero hay otros aspectos que son fundamentales para abonar a la reinserción y atención de los retornados: un segundo componente es que necesitan orientación de volver a la realidad económica, social y cultural de su país de origen.
Por nuestra parte, como Instituto Salvadoreño de Formación Profesional (Insaforp) iniciamos un programa denominado “Nuevas Oportunidades”, con la colaboración de Swisscontact, el Instituto Salvadoreño del Migrante (Insami), el Ministerio de Relaciones Exteriores, el Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Obras Públicas.
Este proyecto surgió con la idea de certificar las cualificaciones de este sector poblacional, inicialmente, en el rubro de la construcción. Hicimos un piloto que contó con la fundamental participación de la Cámara Salvadoreña de la Industria de la Construcción (Casalco), quienes no solo han aportado con capacitadores, sino que también han abierto oportunidades con sus agremiados para ofrecer oportunidades de trabajo.
En la actualidad, Insaforp se encuentra en el proceso de certificar a 425 personas migrantes retornadas, durante un periodo de 3 años. Estas personas serán certificadas tanto en construcción como en turismo, gracias a la colaboración e integración de Casatur. Además todos nuestros programas de formación inicial están abiertos para la población retornada. Adicionalmente, estamos trabajando con jóvenes retornados, junto con USCRI, quienes les apoyan con estipendios e Insaforp, los incorpora a los programas de “Empresa Centro” (programas de educación dual). Tenemos actualmente a 79 jóvenes dentro de este programa en diferentes carreras, y contamos con 30 ya graduados, que gracias al sector productivo ya se encuentran laborando en las empresas a donde realizan sus prácticas.
Estoy convencido de que como nación, sector privado, gobierno, sector laboral y, la sociedad en general, tenemos una obligación con este grupo de la población. Es tiempo de unirnos, de tratar a estas personas como se merecen, como personas honradas, como buenos salvadoreños.
Licenciado en Gerencia Industrial,
graduado de Purdue University,
empresario y actual presidente del Instituto
Salvadoreño de Formación Profesional (Insaforp).