Acuerdos y desacuerdos…

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06 October 2018

Estar de acuerdo es bueno, sobre todo si se trata de lo que hay que hacer en nuestro querido país, para que sea un mejor país para todos.

Estar en desacuerdo sobre cómo lograrlo, entre los que piensan de una manera y los que pensamos de otra, también es normal en un país democrático, como queremos seguir siendo en El Salvador.

Incluso en los países con democracias maduras y de gran tradición, como Estados Unidos, Alemania o Inglaterra hay desacuerdo entre las diferentes filosofías y planteamientos políticos y económicos.

En todos estos países y aquí, hay libertad de expresión, que consiste en eso “expresar la opinión” como yo lo hago todos los domingos en esta columna. Y es tan así, que mis artículos nunca han sido censurados ni corregidos por este periódico. Se publican tal como los envío a las personas responsable de las páginas de opinión. La Constitución nos garantiza la libre expresión y Dios quiera que siempre la tengamos y siempre la respetamos…

No sé por qué llegó un mensaje en mi computadora de una página de una de las redes sociales, de un ingeniero al que conocí hace algún tiempo. Extrañado examiné la colección de fotos, memes y muchos dibujos grotescos, exagerados y ofensivos, que además de deteriorar su imagen, dejan un mal recuerdo a quien las vea, incluidos, quizás, quienes cobran por hacerlos y divulgarlos.

Pero al margen de esto que es puntual, durante toda la campaña presidencial será normal recibir un sinfín de mensajes insultando, denigrando, exagerando, haciendo comparaciones, incluso asegurando o defendiendo promesas inciertas o argumentaciones irreales…

Todos los mensajes ofensivos y denigrantes lo que demuestran es mediocridad y baja autoestima de quienes lo hacen y los especialistas en el manejo de las redes sociales. Si son profesionales, no debieran prestarse a utilizar la tecnología para tales usos. Y quizás están inteligentemente estudiados para destinatarios que se piensa con baja autoestima y que a través de ese tipo de mensajes les influirán en su intención de voto.

Si de verdad quieren reorientar la intención de voto, está bien, es lícito, pero háganlo con argumentaciones serias y creíbles. Es cierto que todos los votos son válidos, la democracia no es discriminatoria, pero por el bien del país, en el que nos incluimos todos, debieran tratar de conseguir la credibilidad de los votantes, resaltando las virtudes de los candidatos en lugar de calumniar a sus contrincantes.

Casi todos los votantes tenemos un teléfono inteligente por el que recibiremos una inmensidad de mensajes falsos, exagerados, ofensivos y calumnias de los candidatos a la presidencia y vicepresidencia… Me he propuesto, desde hoy que empezó la campaña electoral, no reenviar a nadie ningún mensaje o correo electrónico con memes políticos ofensivos y calumniosos, aunque den risa, pues no quiero ser parte de cadenas difamatorias. Se quiera o no, al reenviar mensajes de este tipo también se es parte de los resultados finales.

Si por sus convicciones usted ya decidió a quién votar, hágalo el día de las elecciones y no permita que extraños le cambien su forma de pensar. Y si aún no lo ha decidido, infórmese bien por fuentes fidedignas sobre las cualidades y posibilidades del candidato de su preferencia.

Y si se equivoca porque lo engañaron, como lo hizo el expresidente hoy escondido, y vota a los que no debió, asuma la responsabilidad como ciudadano libre.

Periodista.