La conjura de los necios

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02 October 2018

PUESIESQUE … estoy por “poner” la música de inicio del día y, de repente, sin pensarlo, dirijo la mirada a uno de los estantes de mi humilde biblioteca (no la jurídica, en el “nido” no hay nada de Derecho) y me fijo en el intenso color amarillo de la edición de bolsillo de la obra máxima de John Kennedy Toole. Tomo el libro, lo abro al azar y, ¡serenditipy!… aparece una frase que describe muy bien a algunos políticos y a supuestos analistas y/o comentaristas que se oponen a la elección de una Sala de lo Constitucional integrada por magistrados capaces, idóneos e independientes.

Toole, refiriéndose a uno de los personajes de su genial novela, a quien describe como “persona culta e inteligente”, de “intereses e ideales elevados”, resume la formación académica de aquel en que “ha hecho un curso de curso de psicología por correspondencia”, pero “cuyo examen final había suspendido estrepitosamente. La escuela por correspondencia se había negado a darle siquiera un cero”.

Frase tan irónica describe, casi a plenitud, lo que sucede hoy día en El Salvador: líderes políticos que no gustan ni del talento jurídico, ni de la formación universitaria especializada, ni del prestigio académico, ya sea por intereses espurios, ya sea por simple envidia, se niegan –de modo evidentemente zafio, pues para ellos la ciudadanía es “bruta, ciega, sordomuda/torpe, traste, testaruda”– a elegir Sala de lo Constitucional, sin importarles que sufran personas a quienes no se les dispensa la medicación adecuada, que ciudadanos continúen ilegalmente detenidos, que el sistema democrático y de separación de poderes se desmorone día a día.

Frente a tal clase de políticos –muy dados a redes sociales (sobre todo, Twitter), pues en el espacio en el cual pueden obviar las reglas ortográficas y gramaticales que no pueden manejar–, es indispensable que líderes de organizaciones políticas, sociales y cívicas adopten una postura de constante reclamo y denuncia y, definitivamente, tal responsabilidad recae sobre todo en el liderazgo de los dos partidos políticos mayoritarios (incluidos, candidatos presidenciales): para decirlo en términos hollywoodenses, “a mayor poder, mayor responsabilidad”.

Y es que, con franqueza, sorprende que el liderazgo de los dos partidos políticos mayoritarios, enfrascados en enemistades antiguas y en la mutua desconfianza, no advierta que el mayor riesgo que ellos mismos afrontan actualmente no es que el adversario político gane las próximas elecciones presidenciales, sino esa “conjura de necios”, es decir, que las próximas elecciones las gane un grupo político que se destaca más bien –recurro de nuevo a Toole– por su “asombrosa falta de buen gusto y de decencia”.

Por ello es urgente que, haciendo a un lado intereses meramente coyunturales, los dos partidos políticos con mayor representación en la Asamblea Legislativa asuman el deber de liderar –en una deliberación pública, con criterios objetivos– una elección de magistrados constitucionales que reconozca el talento, el mérito, la idoneidad, la capacidad y la independencia.

La ausencia de Sala de lo Constitucional solo beneficia a quienes, en realidad, solo desean dar un golpe a la debilitada democracia salvadoreña, a quienes buscan “refundar” el Estado salvadoreño… a esos a quienes ya imaginamos convocando a una asamblea constituyente en 2019.

Por eso es que este proceso todavía NOSEACABUCHE… la elección o no elección de Sala de lo Constitucional determina el rumbo –avance o despeñadero– de nuestra incipiente democracia.

P.D.: Algunos me reclamarán por no informarles de la siguiente melodía de la lista “elección de magistrados”... se las debo, pero no se enojen si adelanto que no es de Maluma.

Abogado constitucionalista.