La mente fragmentada

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21 September 2018

Muchas personas dicen que no consultan con un psiquiatra por la simple razón de que no están locas. Ya han pasado varias décadas desde que los psiquiatras, entonces llamados alienistas, solo trataban casos de locuras u otras formas exóticas de enfermedad mental. Hoy día la cantidad de problemas psicóticos que se tratan en esta especialidad constituye únicamente una pequeña fracción, especialmente en los consultorios privados o en las consultas externas de las instituciones de salud. Ahora la inmensa mayoría de casos que los psiquiatras tratamos son trastornos depresivos, cuadros ansiosos, estrés postraumático, adicciones, y otros problemas que están fuera del área de las psicosis. No se necesita, pues, estar loco para buscar ayuda. De acuerdo a un connotado especialista norteamericano todos, en algún momento de nuestras vidas, necesitaríamos de atención psiquiátrica.

Habiendo dicho esto hay que aceptar que existe una enfermedad con la cual a los psiquiatras siempre se nos ha asociado. Es una de las enfermedades mentales más graves, tanto por la complejidad de sus síntomas como por el hecho de que es una condición crónica, deteriorante e incurable. Se trata de la Esquizofrenia.

La esquizofrenia ha existido siempre, en todas las épocas y en todo lugar. Afecta al 1 por ciento de la población, y su prevalencia se mantiene constante en todas las zonas geográficas del planeta. Aunque hay descripciones de la enfermedad desde tiempos antiguos fue hasta principios del siglo XX que se le dio una definición más sistemática. Fue el psiquiatra alemán Emil Kraepelin quien estudió científicamente esta condición desde la perspectiva evolutiva y sintomática. La llamó “Demencia Precoz” al advertir que afectaba severamente los procesos cognitivos y se presentaba temprano en la vida, durante la adolescencia o la adultez temprana. Eugene Bleuler y Kurt Schneider contribuyeron a conceptualizar mejor la enfermedad, el primero hablando de las cuatro A (autismo, aplanamiento emocional, ambivalencia, asociaciones laxas) como síntomas fundamentales, y el segundo proponiendo sus “criterios de primer orden” (alucinaciones y delirios). Fue Bleuler quien acuñó el término esquizofrenia, que significa mente escindida. La esquizofrenia es sin duda una de las enfermedades mentales más devastadoras que vemos los psiquiatras.

Tradicionalmente se ha incluidos dentro de los trastornos psicóticos (alejamiento de la realidad) pero es mucho más que eso. La condición afecta prácticamente todas las áreas del funcionamiento psíquico, el pensamiento, la cognición, el estado anímico; deteriorando significativamente la personalidad y las relaciones sociales. Es una enfermedad cruel pues la persona afectada difícilmente podrá cumplir con los proyectos de vida que son dados por hechos en una persona normal, como completar los estudios, formar una familia, conseguir un empleo y tener una vida productiva. La carga emocional y financiera de las familias del esquizofrénico es asimismo gigantesca. Dado que los síntomas generalmente inician en la adolescencia o la juventud la familia sufre al ver como el hermano o el hijo va alejándose emocional e intelectualmente de ellos, hasta convertirse en un extraño.

La ciencia médica no descansa en la búsqueda de las causas y de mejores tratamientos para esta enfermedad. Los resultados han sido parciales, especialmente son útiles en controlar los síntomas más problemáticos. Se espera que en el futuro exista más conocimiento y mejores terapias para proporcionar mayor alivio a los pacientes y más esperanza para los que viven con ellos. El próximo octubre se celebra en el mundo el Mes de la Salud Mental. Un saludo fraterno y solidario para los pacientes y sus familias.

Médico psiquiatra