El FMLN no le interesa invertir en educación, que es la única manera de terminar con la pobreza, y a ellos les interesa mantenerla para tener amarrados los votos con la promesa de seguir con más programas sociales, lo que demuestran las tristes e indignantes declaraciones de maestros y directores del sector público.
Es tan dramática la falta recursos que no tienen ni para comprar material para decorar sus instituciones con los Símbolos Patrios para la celebración de la Independencia:papel para hacer banderas, cromos con las figuras de los próceres, ni cartulina para pintar el escudo. Y es porque a la fecha, cuando faltan apenas 67 días para concluir el año escolar, el MINED no termina de transferirles los fondos correspondientes al presupuesto de operación y funcionamiento para el año 2018.
Y si no hay ni para las decoraciones, menos para material de limpieza, plumones, tinta para los impresores, lo que no debe extrañar cuando en una escuela del Puerto de La Libertad con un presupuesto anual de $2,547 solo ha recibido $572, que sirvieron para pagar recibos pendientes de agua y de energía eléctrica. Otra escuela en Cuscatlán ha recibido únicamente $300, de un presupuesto asignado de $1,200.
Afirman que para sobrevivir pagan de su bolsillo recibos de servicios indispensables y se ven obligados a realizar actividades como contribuciones y rifas entre los padres de familia, que asumen una responsabilidad que le corresponde al Estado. Aunque los funcionarios presumen de haber suprimido las contribuciones en las escuelas y las cuotas en los hospitales. Y que cuando hubo que hacer recortes millonarios al presupuesto, las carteras mutiladas fueron educación y salud, mientras quedaba intacta y aumentada la millonaria cantidad asignada a la Presidencia de la República.
Parece que nuestros funcionarios viven en una burbuja, donde todo es amor y paz, democracia, dicha y felicidad, lograda con los gobiernos rojos que tienen como prioridad a la gente. (Su gente, convertidos en millonarios). Los docentes tienen toda la razón al protestar por el abandono en que se encuentra el gremio, y por la falta de voluntad política destinar el 6 % del PIB a educación.
Es intolerable que el presidente de la Asamblea anuncie un presupuesto de $58 millones, considerándolo un ahorro, porque la cifra necesaria sería de $60 millones, ya que ellos, con alto sentido de patriotismo y austeridad, han ahorrado $2 millones. Aunque se siguen asignando grandes sumas a servicios de restaurante, viajes, viáticos, plazas innecesarias y tantas otras que al compararlas con la miseria en que se mantiene la educación, les debía cubrir de vergüenza.
No en vano la calidad de educación en el país es tan deficiente, que difícilmente podrán incorporarse al mercado laboral jóvenes, que aunque ostenten un título de bachiller, su ortografía es desastrosa, no han desarrollado la lectura comprensiva, son incapaces de hacer un análisis, un esquema o un resumen. Y en matemáticas, si no cuentan con un celular, los abruman las cuatro operaciones. Autoridades universitarias afirman que muchos desconocen los casos de factoreo y hasta la regla de tres. Y es imposible soñar con que además aprendan inglés, una herramienta indispensable en el siglo XXI. Y aunque muchos reciban un título universitario, sus conocimientos son tan básicos que los llevarán a engrosar el número de desempleados frustrados.
Ya basta de falsas promesas tanto tiempo escuchadas de apoyar la educación. Debemos exigir un plan de gobierno que especifique en forma detallada, el impulso que debe recibir la educación en nuestro país para saber a qué candidatos vamos a favorecer con nuestro voto.
Maestra