Las promesas de Saca

descripción de la imagen

Por

14 September 2018

Recuerdo muy bien cuando el entonces candidato a la presidencia por un segundo periodo bajo el Movimiento Unidad, Elías Antonio Saca, llegó a Fusades en 2013 a exponer su propuesta de plan de gobierno.

Uno de los primeros temas que abordó fue el de la importancia de mantener los programas sociales. Saca criticó el aumento en los gastos del gobierno y señaló que debía “bajarse la grasa del Estado” para que tales programas pudieran financiarse con ingresos corrientes y no con un mayor endeudamiento. Resumió así el costo de algunos de los programas sociales: subsidio al gas: $136 millones; paquetes escolares: $78 millones; subsidio al transporte público: $64 millones; bono al adulto mayor: $9 millones; vaso de leche: $3 millones. Cínicamente, la suma de todos estos programas estaba por debajo de los más de $300 millones que ahora se ha demostrado que desvió durante su presidencia, dinero que debió haberse utilizado en beneficio de la población.

Cuando se le preguntó sobre los valores que él practicaba en su vida personal, Saca mencionó que él había construido sus empresas “en base al esfuerzo, al sacrificio” y se jactó de “por supuesto, ser cumplidor con todas las leyes, las leyes fiscales, las leyes municipales, pagar los impuestos como corresponde”. Cinco años más tarde, en el juicio que lo condenó a diez años de cárcel, Saca confesaría que lavó dinero público con sus empresas y que se aumentó el salario para intentar justificar sus ingresos. El testigo con clave “Príamo” reveló que el salario de Saca se aumentó de $4 mil a $60 mil mensuales.

Volviendo a su exposición en 2013, uno de los expertos cuestionó a Saca que la Ley de Partidos Políticos era muy débil en cuanto a los mecanismos de transparencia y control en el financiamiento de los partidos políticos, lo cual podía facilitar actos de corrupción. Saca fue especialmente esquivo con esta pregunta y optó por proponer otra burda iniciativa para mejorar la Ley de Partidos Políticos: incorporar la fotografía del presidente en la papeleta de votación. Cinco años más tarde, Saca confesaría que desvió dinero público al partido político que él presidía, antes de que fuera expulsado del mismo.

Entre sus propuestas para combatir la corrupción, Saca destacó la importancia de la rendición de cuentas “comenzando con el ejemplo del Presidente”, ya que “lo que manejamos son dineros públicos, el dinero es escaso en el país”. Y agregó: “Yo creo que El Salvador ha avanzado tanto en esto (…) la ciudadanía se ha empoderado (…) defiende lo que cree que es correcto. Y hay que ponerse a tono con eso todos, la decencia, el combate a la corrupción”.

En otros temas, Saca calificó de “un problema gravísimo” la delincuencia en el país y destacó, como uno de los logros de su gobierno, el haber llevado ante la justicia “a la gente que cometía delitos, llevamos a gente con un récord criminal enorme” y propuso “combatir los intentos del crimen organizado (...) de corromper, penetrar a las instituciones”. Cinco años más tarde, serían Saca y una red de funcionarios y empleados públicos quienes serían llevados ante la justicia por actos de corrupción, cometidos desde las entrañas del aparato Estatal.

Al ver hacía atrás y recordar los engaños y las falsas promesas de Saca y las de tantos otros exfuncionarios que ahora están siendo investigados por actos de corrupción, es innegable que muchos caemos en la desconfianza y en el rechazo a los políticos, pensando que la política es incapaz de impulsar los cambios que necesitamos en la sociedad. Curiosamente, Saca también se refirió a este tema, de la siguiente manera: “Me preocupa una tendencia que a raíz de estos problemas de los malos ejemplos políticos pueda desatarse en el país (…) la antipolítica. La antipolítica puede (…) allanarle el camino a un irresponsable para llegar al poder y eso lo hemos visto en varios ejemplos en América Latina. Yo creo que hay que luchar por la cultura del cumplimiento de la ley”.

Luego de la primera condena por corrupción contra un expresidente en la historia de El Salvador y la apertura del juicio contra el ahora prófugo expresidente Funes Cartagena, la antipolítica en El Salvador se ha convertido en una llamarada que podría no extinguirse tan rápidamente. Pero en las vísperas de una trascendental elección presidencial, es importante recordar a Platón, quien advirtió: “El precio de desatenderse de la política es el ser gobernado por los peores hombres”. No permitamos que otro irresponsable con falsas promesas asuma la presidencia en El Salvador.

Abogado