La decisión de un juzgado de conceder la libertad condicional a la exprimera dama, Vanda Pignato, pese a que otro tribunal ya advirtió que representa un inminente peligro de fuga por enfrentar acusaciones de lavado de dinero en el caso Funes, es motivo de comentarios y dudas entre los salvadoreños.
La exfuncionaria enfrenta un proceso bajo cargos de lavado de dinero en el caso de saqueo público de $351 millones del que se acusa a su exesposo, Mauricio Funes, así como por otro juicio por simulación de delito en la compraventa de un auto de lujo. Por este último caso, el juzgado adujo que le concedía que siguiera siendo procesada en libertad “por ser madre soltera”.
El punto es si no pesa el peligro de fuga que señaló el tribunal que vio inicialmente la causa por ser ella de origen brasileño, o no se ha valorado suficientemente este hecho. Y lo que también se cuestiona en las redes sociales, en la calle, en los círculos profesionales y políticos, es el hecho de que se diga que le da la libertad “por ser madre soltera” cuando, en la Cárcel de Mujeres, hay tantas internas con sus hijos que no tienen oportunidad alguna de que les considere de la misma manera.
Sólo hay que recordar que Funes y Pignato pagaban diecisiete mil dólares mensuales a la hermana y al esposo de esta para cuidar al hijo de la pareja, sin contar los numerosos viajes que les sufragaban a Brasil.
Afortunadamente, se informó que ella aún se encuentra en un hospital y bajo custodia, aunque trascendió que sigue recibiendo un salario de seis mil dólares, pero que ella lo niega.
Lo que no se pasa son los privilegios que se conceden a los acusados de corrupción ligados al efemelenismo frente al escarnio y la presión a que se someten a los que no lo son, que incluso son encerrados de inmediato en bartolina y humillados en la plaza pública.
A causa del saqueo multimillonario del que se acusa a Funes, en el primer gobierno del FMLN, los servicios públicos se han deteriorado, la infraestructura vial está destrozada, la inversión paralizada y nuestra posición como país industrial líder en Centroamérica afectada, al punto que estamos por debajo del resto de la naciones de la región, aunque encima de Nicaragua, país que marcha hacia una congolización, a la anarquía.
La justicia ha determinado que hay un inminente peligro de fuga
Es ahora cuando vamos a saber si la lucha contra la corrupción en el área centroamericana va en serio, o si hay unos corruptos que enfrentan cárcel y otros no; si hay corruptos con privilegios y corruptos sin ellos.
La corrupción de funcionarios públicos es, esencialmente, una operación de lavado, al desviar recursos públicos a bolsillos privados, lo que reviste variantes, como cuando un miembro del partido recibe vehículos suntuosos, tiene escoltas, recibe sobresueldos, no le revisan equipaje en el aeropuerto y, además, puede adquirir propiedades sin que se cuestione el origen de los fondos con que las obtiene.
Y aquí vale la admonición que una prominente efemelenista hizo al senador Rubio: no vengan a entrometerse en nuestros asuntos. Pues además está en juego un principio socialista medular: “lo robado no se entrega”.
Pero los presupuestos de Obras Públicas, de una secretaría de Estado no son más que dineros públicos, de la gente, para usos muy precisos, no para pagar las tarjetas de crédito de Funes y Pignato a la vuelta de un viaje, como los fondos del Banco Central no pertenecen a su presidente, sino que son parte de los recursos empleados para mantener la estabilidad financiera, etc.
Con todo lo que la Fiscalía le atribuye que se robó Funes se pueden dejar ir cañonazos de la cuantía que sea a quienes pueden estar en el camino y es necesario disuadirlos para que se quiten de allí.