Vida y muerte con las redes sociales

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08 September 2018

Nikolas Cruz comentaba desde agosto de 2017 en un chat privado de Instagram que tenía como eje el racismo. “Habló sobre matar mexicanos, mantener a los negros encadenados y cortarles el cuello”, aseguró la CNN. En 2016 fue investigado por las autoridades de Florida por cortarse los brazos con un cuchillo.

Cruz es ahora candidato a la pena de muerte tras masacrar a 17 personas en una secundaria de Florida, el pasado 14 de febrero. Él confesó el crimen, pero ¿quién más tendría culpa?

Muchos se refieren al uso y al abuso de las redes sociales: para el bien de las colectividades como vehículos de solidaridad y paz, pero también como asideros de la maldad, las perversiones y las bajas pasiones.

Todos nos encontramos expuestos a riesgos por abusos en las redes sociales a través de la invasión de su privacidad, acoso sexual, bullying, amenazas, discriminaciones, ofensas, comentarios mal intencionados, difamación, entre otros.

Los mayores estamos obligados a crear una mayor conciencia frente a este fenómeno, pero hemos adoptado el principio de “dejar hacer, dejar pasar” y no hacemos conciencia crítica entre los jóvenes para distinguir entre lo que puede ser bueno y sano para ellos y lo que son “fake news”, distractores, seducciones, troles, falsos líderes y depredadores sexuales.

El problema adicional es que el mal uso de las redes sociales y la tecnología, con recursos como los videojuegos para mencionar algunos, está rompiendo la unidad de las familias. No es extraño ver a cada uno de los miembros de una familia prendidos de sus teléfonos inteligentes mientras comen en lugar de charlar e interactuar.

Peor aún es la falta de control de los padres sobre lo que ven sus hijos, los grupos en los que están, las áreas de interés o la basura que podrían estar consumiendo, con violencia y pornografía.

Chloe Segal, desarrolladora de videojuegos de Oregón, se suicidó el 23 de junio después de campaña de ciberbullying que había conseguido minar su autoestima y su salud mental, situación a la que se venía exponiendo desde el año 2013 con los ciberacosadores.

Padres de familia, no sean los primeros en distanciarse con sus teléfonos, sino que inviertan un tiempo de calidad con sus hijos, oriéntenlos ante el uso de estos medios, supervisen en qué sitios navegan, con quiénes se comunican, inculquen valores, involúcrense en sus intereses.

En muchos casos, los jóvenes buscan estos medios alternativos para alejarse de su mundo real; no se sienten entendidos, escuchados, algunos, pueden presentar problemas emocionales, de autoestima, de socialización con los demás, inseguros de sí mismos y al hacer mal uso o crear dependencia, los expone a riesgos.

La salud mental está de por medio. Enrique Echeburúa Odrizola y Ana Requesens, en su libro “Adicción a las redes sociales en niños y adolescentes” plantean que un uso excesivo de las mismas puede ocasionar alteraciones en el estado de ánimo y la conciencia y, por tanto, puede producir alteraciones similares a las que produce la cocaína. Para algunas personas, el abuso de Internet es tal que su privación puede causarles síntomas de abstinencia, humor depresivo, irritabilidad, inquietud psicomotriz, deterioro en la concentración y trastornos del sueño.

Si entendemos por adicción aquella dependencia a adquirir o consumir algo de manera recurrente y desmedida, no solo la droga, el alcohol o algún tipo de estupefaciente puede hacer a una persona adicta; también lo es la dependencia que se crea por el uso de redes sociales. Aclaro que por sí mismas, las redes sociales no son malas, sino por la dependencia que puedan generar.

El punto no es privarse o abstenerse a hacer uso del Internet y las redes sociales, sino el hacer buen uso de su aporte, en la búsqueda para adquirir información, cultural, académica, profesional, una buena literatura, que les permita potencializar sus conocimientos.

Aprender a través de estos medios, a hacer críticas de opinión con un componente constructivo y no destructivo, como lo suelen hacer muchas personas sin pudor y decencia, los famosos troles, por ejemplo. La intención es trasladar un mensaje que abone a los demás y retroalimentar mensajes positivos, ante cualquier temática.

Es de aplaudir y reconocer las medidas adoptadas en algunas instituciones educativas de otros países y en el nuestro. Francia, por ejemplo, acaba de prohibir el ingreso de celulares a los centros educativos, o en otras partes los guardan durante la jornada escolar, ya que la escuela, al igual que la familia, es un insustituible pilar orientador.

Licenciada en Psicología y

Máster en Diseños y aplicaciones

en Psicología y Salud.