El son de la Asamblea

descripción de la imagen

Por

05 September 2018

Existe un famoso son jalisciense, creado durante la revolución mexicana, que nos sirve —con pequeñas adaptaciones— para resumir los problemas que la Asamblea Legislativa tiene, desde hace 2 meses, para elegir a 5 magistrados de la Corte Suprema de Justicia, 4 de ellos para la Sala de lo Constitucional.

Veamos, pues, que dice —ya adaptado— ese son (si eres mayor de 35 años, lo reconoces enseguida; si eres millennial menor o generación Z, búscalo en YouTube): Asamblea de mis pesares/dictámenes volando/a todos dices que sí/pero no nos dices cuando/así me dijiste a mí/por eso vivo penando.

En efecto, el proceso de elección de magistrados —sobre todo, los constitucionales— ha sido para los diputados un pesar… que “lista de coincidencias” (¡ah!... ¿acaso elegir magistrados es cuestión de gustos?); que “baremos” (no nos confundamos, es baremo... no barra); que los ciudadanos tengamos “paciencia y confianza a los diputados” (¡¿es que alguna vez hemos dudado los ciudadanos de la querencia, bondad y espíritu de servicio público de los diputados?!); que sesiones de la Comisión Política (eso sí… después de reclamarle al diputado no partidario por decir las verdades de frente); que sesiones plenarias (también, eso sí … después de 2 horas para modificación de agenda y minuto de silencio); que diputado reconoce y acepta que la elección de magistrados es en realidad un simple reparto de cuotas partidarias (gracias, diputado… no lo sabíamos … es que los ciudadanos somos tan ingenuos); que un diputado sufre porque no quieren a su candidata y que los que se oponen a la elección de ella es porque no les hizo favores (gracias, también, diputado… por aclararnos la realidad de la política salvadoreña… ahora solo falta que nos diga qué favores hace su candidata).

Pero para los ciudadanos, el incumplimiento del deber constitucional por parte de los diputados, en elegir excelentes —idóneos e independientes— magistrados constitucionales es una verdadera pena… pena ajena, como vergüenza, por la incapacidad de nuestra clase política (candidatos presidenciales y vicepresidenciales incluidos) en potenciar y lograr acuerdos para elegir como magistrados a los mejores candidatos… y pena, como sufrimiento, para los cientos de salvadoreños que acuden a la Sala de lo Constitucional solicitando justicia y la respuesta de todos estos días es la misma: hoy no hay... no hay Sala.

Ocuparíamos más y más páginas para analizar, evaluar y diagnosticar el enorme fracaso del método y proceso para elección de magistrados de la Corte Suprema de Justicia —método mal diseñado y pésimamente ejecutado— pero en esta última fase ante la Asamblea Legislativa toca preguntar a los diputados: ¿no se dan cuenta del mal mensaje que envían a todo el país —re todo a niños y jóvenes— con su conducta?… ¿No se dan cuenta de que cuando no eligen en tiempo están “enseñando” a la población que es “normal” incumplir con sus deberes?… ¿No se percatan de que al no elegir a los mejores candidatos están enviando a nuestra juventud el mensaje de que el mérito no sirve ni en la política ni en la vida pública?

Señoras diputadas, señores diputados… cumplan con un elemental deber público, es su obligación como servidores públicos… elijan urgentemente, como magistradas y magistrados de la Corte Suprema de Justicia, a los candidatos mejor evaluados.

P.D.: Un amigo mariachi me ofreció musicalizar “el son de la Asamblea” y acudir con todo el grupo a las sesiones plenarias de la Asamblea… ojalá no sea necesario… y si sucede, que mejor elijan y nos toque decir: “ol-vi-dé can-ce-lar el maria-chi”...

Abogado constitucionalista