Carta a los jóvenes de “Nuestro Tiempo”: Sigan avanzando contra corriente

descripción de la imagen

Por

30 August 2018

Queridos bichos:

Otra vez unos jóvenes andan en las calles recolectando firmas para un nuevo partido, porque entre los existentes y nacientes no encuentran quién los represente, quién les abra espacio, quién tome en serio sus problemas y sus aspiraciones.

En nuestro espectro político existente, estos jóvenes no encuentran un partido que defiende todas las libertades, no solo las económicas y empresariales, sino igual las sociales e individuales de las mujeres, de minorías de toda clase. Encuentran a la derecha salvadoreña demasiado conservadora, y a la izquierda salvadoreña demasiado “estatista”, queriendo regular todo, poniendo “el pueblo” encima del individuo libre. Quieren construir políticas donde se encuentren y complementen principios liberales del Estado de Derecho con principios socialdemócratas de justicia social.

Se han acercado a ARENA, y no han sido bienvenidos. Algunos se han acercado al CD o al PSD (ambos ahora difuntos), pero se dieron cuenta que estaban alineados con el Frente o con Nuevas Ideas. Con Nuevas Ideas comparten la crítica a la política tradicional de los partidos, pero les repelan su tendencia populista y su actitud anti-política y destructiva.

Estos jóvenes no quieren desmontar el sistema partidario, lo quieren complementar y regenerar, inyectándole al mismo tiempo racionalidad, ética - y empatía con los que no participan del desarrollo económico y social del país.

No quieren revolución, sino reformas. Son jóvenes que tienen vocación de voluntariado y activismo. Han decidido que “Es Nuestro Tiempo”, el tiempo de los ciudadanos activos, los voluntarios que se meten a reconstruir el tejido social, los activistas ciudadanos. De ahí el nombre del partido que quieren construir: “Nuestro Tiempo”.

Los del Frente los llaman “pequeños burgueses”, los de Nuevas Ideas los insultan como “baby arenazis”. Los conservadores los llaman despectivamente “progres” y “social confusos”, como si trabajar por el progreso fuera algo sospechoso o subversivo; y como si la ruptura con dogmas de la derecha (e igual de la izquierda) fuera cosa de locos que se niegan a tomar su lugar en una línea recta que va entre izquierda y derecha.

Son jóvenes que ya no aceptan este esquema. Distinguen a los actores políticos y sociales por su ubicación sobre otra coordinada, que va entre autoritario y democrático, ubicándose ellos en una posición radicalmente democrática; o entre conservadurismo/sociedad cerrada y liberalismo/sociedad abierta, ubicándose ellos en el lado hasta ahora vacío que defiende todas las libertades.

En una situación cuando nos quieren contar el cuento de que la solución a la crisis del sistema partidario es el surgimiento del proyecto de Nayib Bukele, que recoge a los populistas de izquierda (incluyendo ultraizquierda) y los populistas de la derecha mafiosa, los jóvenes de “Nuestro Tiempo” hablan de devolverle a la política la racionalidad y la dignidad. Van contra la corriente, pero ojo: La ola populista tiene corta vida, viene con fuerza, pero no tiene sustancia. Estos jóvenes, en cambio, piensan en el futuro que hay que construir: con largo aliento, perseverancia, voluntad y activismo ciudadano. No apuestan a tomar el poder y dar vuelta al sistema partidario, apuestan a complementar y dignificarlo. Su meta es meter un par de diputados en la próxima Asamblea, para generar debates en la sociedad y construir puentes que sirvan para largo plazo.

Yo no coincido con todas sus posiciones. Algunas son demasiado idealistas para mi gusto. Pero confío en su seriedad, su compromiso con la democracia, su rechazo a las tentaciones del populismo y de la anti-política que están de moda.

Por esto, les di mi firma para que se constituyan como partido. Serán un complemento positivo al pluralismo que desde los Acuerdos de Paz estamos construyendo. No voy a militar en este partido, porque no sirvo para militar. Pero les deseo que miles de jóvenes les apoyen, no solo con su firma, sino aceptando el reto de convertirse en voluntarios y activistas en este largo camino de reformar la sociedad y de dignificar la política.

Mi respeto por su valentía de ir contra corriente. Saludos, Paolo Luers