El credo capitalista

descripción de la imagen

Por

27 August 2018

Muchos consideran que el dios del capitalismo es el dinero y que la acumulación de este es el fin último de dicho sistema. Pero la realidad es que en lo que los capitalistas creen, no es en el dinero, sino en la confianza y en el futuro. Para nosotros el dinero es esa cosa que puede convertirse en cualquier otra, en cualquier momento. El dinero puede convertirse en, por ejemplo, una casa. Y esa casa, al momento que su propietario lo desee, puede volverse a convertir en dinero. Eso es asombroso. Pero para que esto ocurra, debe de existir confianza y fe en el futuro.

El dinero es una simple variable dentro de un sistema económico, pero sin confianza y sin fe en el futuro, el dinero no es más que un pedazo de papel. Por ejemplo, ¿aceptarías que te pagara tu sueldo o el precio de la mercadería que me quieres vender, en “bolívares venezolanos”? La respuesta, muy probablemente, sería que no. ¿Por qué? Primero, porque no le tienes confianza a esa moneda; y sin confianza, no hay negocio, y sin negocio no hay crecimiento; y sin crecimiento no hay inversión, y sin inversión no hay trabajo, y sin trabajo no hay ingresos, y sin ingresos no hay comida. Y todo porque se perdió la confianza en la moneda.

Luego de ser derrotada militarmente en la Primera Guerra Mundial, Alemania, en mayo de 1923, $1 equivalía a 53,000 marcos alemanes. En agosto, equivalían a 4 millones; ya para noviembre, el mismo dólar equivalía a 4.2 billones. Los precios se duplicaban todos los días. Los obreros recibían su paga a diario, al inicio de su jornada laboral, y era entregada a sus mujeres que hacían cola afuera de las fábricas. Tan pronto recibían el dinero, estas literalmente corrían a las panaderías y mercados, antes de que los precios se volvieran a devaluar. Sin confianza, el dinero no significa nada y la acumulación de dinero respecto al que no le tienes confianza, no es otra cosa más que una locura. Nadie en el mercado salvadoreño aceptaría ser pagado en bolívares venezolanos; sería como querer pagar la cuenta del restaurante con billetes de Monopoly: nadie tiene confianza en esos pedazos de papel.

Otras de las razones por la que no recibirías tu salario en bolívares venezolanos o, para poner otro ejemplo, en córdobas nicaragüenses, es porque no tienes fe en el futuro de esos países. Si recibes tu salario hoy en esas monedas, ¿cuánto valdrán mañana? ¿Estallará una guerra civil en Venezuela o Nicaragua? ¿Estarán los mismos gobiernos? ¿Habrá una nueva devaluación? Esas son las preguntas que un típico capitalista se hace y son las razones por las que los capitalistas no creemos en el dinero, sino que creemos en la confianza y en la fe en el futuro. Pero, paradójicamente, son las mismas preguntas que se hace un sindicalista, un empleado, un carnicero, una enfermera o un ingeniero… por muy socialistas que puedan ser.

En el mundo de los negocios se afirma que “no existe nada más cobarde que un millón de dólares”. Imagínate por un momento que fueras propietario de un millón de dólares, ya sea porque ahorraste toda tu vida, trabajaste y te sacrificaste o, incluso, porque te ganaste la lotería. Probablemente consideres que ese dinero aseguraría tu futuro, tu vejez, y quizás, hasta el futuro de tus hijos. Entonces, ¿a dónde lo llevarías para resguardarlo? ¿Te fueras a buscar un banco en Haití, Venezuela o Cuba, o preferirías tenerlo en Estados Unidos o Suiza? ¿Lo mantendrías en dólares americanos, euros o yenes, o preferirías tenerlo en pesos mexicanos, reales brasileños o bolívares venezolanos?

Lo más probable que tú buscarás ubicar tus ahorros e inversiones en el país que más confianza te brinde hoy y, al mismo tiempo, en el país que tu creas que tiene el futuro más estable. Así de simple es la economía; por ello es que existen pocos inversionistas en El Salvador, porque nuestro país no genera confianza en el presente y menos en el futuro.

Para cambiar nuestro país, para empezar, votemos por un gobierno que nos genere confianza en el hoy y fe en el futuro que nos espera, lo demás —inversiones, trabajo y prosperidad— vendrá por añadidura.

Abogado,

máster en Leyes.

@MaxMojica