En medio de mil evasivas y mentiras abiertas, el FMLN y el gobierno han ido tratando de ocultar y luego de presentar como normales pedazos cada vez más grandes de algo muy secreto que han acordado con los chinos continentales. Cuando, hace ya varias semanas, circularon los rumores de que estaban arreglando el corte de relaciones diplomáticas con Taiwán para establecerlas con China continental, y que eso lo estaban haciendo para poder darles a los chinos un 20 % del territorio nacional con el pretexto de resolver el problema del puerto de La Unión, y recolectar de ellos algunas recompensas secretas, funcionarios del partido y del gobierno se mostraron sorprendidos y burlones hacia lo que ellos veían como la enferma imaginación de la gente. Estas expresiones de indignada y burlona sorpresa se volvieron mucho peores cuando el Ministerio de Economía presentó un proyecto de ley que sospechosamente daría al gobierno la facultad para entregar a alguien, no especificado en el proyecto, precisamente el 20 % del país para que invierta libre de todos los impuestos bajo políticas públicas definidas por un comité que es como una junta directiva. ¿A quién puede ocurrírsele que ese alguien serían los chinos?
Como dicen los norteamericanos, al rato cayó la otra chancleta. El gobierno anunció, con súbita urgencia, que quiere dar la concesión de La Unión ya, ya, ya, como si tuviera un cliente a pesar de que el puerto sigue siendo tan inservible como era al principio. Las otras dos chancletas, para hacer cuatro patas, cayeron en secuencia. Los habitantes de una isla en el Golfo de Fonseca se quejaron de que unos chinos han comprado la isla y los quieren echar a ellos, y hace un par de días, el Presidente de la República anunció que el gobierno había roto relaciones con Taiwán y abierto relaciones con China Continental.
De ofendida sorpresa ante lo que ellos veían como la imaginación perversa de la gente, los del FMLN y los del gobierno han pasado a ofendida sorpresa por la sorpresa de la gente ante lo que ellos consideran lo más normal del mundo: hacer lo que dijeron que no harían.
Pero hay varias chancletas por caer, que todavía siguen negando —la carrera por entrega a China el puerto de La Unión y la zona especial de oriente, con todos los privilegios que China pide: ningún impuesto; manejo de una quinta parte del país a través de una junta directiva capaz de emitir políticas públicas; quitar el límite al porcentaje de los trabajadores que pueden ser extranjeros, para que China pueda hacer lo que hace en todas partes del mundo (llevar hasta los albañiles, como en el estadio en Costa Rica); no permitir que nadie que haya pagado impuestos en El Salvador pueda acceder a poner empresas en esa zona, con lo que todos los salvadoreños quedan excluidos.
El gobierno va a querer pintar lo que piensa hacer como algo muy favorable para el país, como una zona en la que se creará un gran progreso, pero en realidad es una zona de exclusión a los salvadoreños, en la que el progreso creado será para China.
Todos los alcaldes y pobladores del otro 80 % del país deben preguntarse: y si estas cosas que quieren hacer son buenas, ¿por qué no hacerlas en todo el país? ¿Por qué no permitirlas también en mi municipio? ¿Por qué los privilegios se van a dar solo a una entidad para la quinta parte del país? Si en oriente las empresas no van a pagar impuestos y esos impuestos son necesarios para mantener los servicios públicos en oriente, ¿quién va a pagar los impuestos para que se mantengan? ¿Nosotros, que también tenemos pobreza? ¿Por qué excluir a las empresas salvadoreñas?
Todos estos ocultamientos traicionan el establecimiento de una zona de exclusión en oriente para beneficiar a China únicamente con la exclusión de salvadoreños y otros inversionistas. En el misterio todavía queda la pregunta de qué entregará China a cambio. Con el FMLN necesitando fondos para la campaña presidencial, con Venezuela ya caída, y con Taiwán diciendo que le pidieron dinero para financiar la campaña, mucha gente vislumbra una venta del país a una potencia extranjera a cambio de ayuda para que el FMLN se perpetúe en el poder.
Máster en Economía
Northwestern University.