Lo he dicho varias veces y lo repito hoy: los diputados no estamos para buscar magistrados a la medida de nadie, excepto de la Constitución de la República.
Ha pasado más de un mes desde que los anteriores magistrados terminaron funciones y resulta sencillamente incomprensible que a estas alturas El Salvador carezca de cuatro magistrados para la Sala de lo Constitucional y uno para la Sala de lo Civil.
Es evidente que entre más días pasan, más en evidente queda la intención de algunos para elegir personas que carecen del perfil que exige la Constitución y que ya hubiera sido resuelto si en lugar de buscar magistrados a la medida de algunos, se hubiese aplicado métodos adecuados, para elegir a los mejor calificados.
En el desarrollo de este proceso hemos escuchado cómo algunos incluso llegan a confundir los términos de ley, desconociendo que la definición del pensamiento jurídico se da partir de la filosofía del Derecho, no de la política, como pretenden hacer creer.
Como diputados estamos obligados a cumplir nuestra parte y elegir sin presión de ningún tipo, magistrados que correspondan a las exigencias de nuestra Constitución de la República, de nadie más.
Hacerlo, tomando en cuenta la moralidad y competencia notoria, capacidad demostrada, buscando como ordenó una sentencia de la Sala de lo Constitucional, “se exprese la evolución de las más relevantes corrientes del pensamiento jurídico”, entendido este a partir de la filosofía del Derecho, y que posean posturas intelectuales claras.
Porque solo seleccionando a las personas cuya elección no deje lugar a ninguna duda sobre su capacidad, estaremos dando a la población la tranquilidad que necesita, la seguridad de que se ha escogido a los magistrados apegados a criterios alejados de lo político, de lo personal.
Hay que recordar que para elegir magistrados se necesita que haya 56 votos a favor para cada candidato, lo que hasta este momento no ha sucedido por la insistencia de algunos, en poner en tan importante listado a personas que siguen siendo muy cuestionadas, precisamente porque carecen de los atributos que exige el cargo.
Yo creo que a estas alturas y con lo que hemos podido observar en las últimas semanas, se vuelve indispensable que los ciudadanos exijan a los diputados, en quienes confiaron parte del destino de este país, que elijan a aquellos profesionales que cumplan con las condiciones que se necesitan para llenar las plazas de magistrados.
Los diputados debemos atender las calificaciones de todos conocidas, dándole prioridad a quienes por su experiencia y capacidad resultan idóneos, no por motivos que parezcan favorecer intereses personales de unos cuantos.
Diputada