La Fiscalía triplicó uso de testigos criteriados en cuatro años

La Fiscalía parece necesitar cada vez más a un criminal delator para resolver los casos más complicados. Los testigos criteriados han pasado de 265 en 2013 a 642 en 2017; su uso como prueba en los casos ha aumentado en un 142 % en cuatro años.

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07 August 2018

En El Salvador los testigos criteriados son criminales confesos; el Estado les perdona los delitos cometidos a cambio de señalar a los cómplices de sus crímenes.

Nada le garantice al Estado que el criteriado es o no un homicida o que en verdad haya sido testigo de un hecho. Algunos mienten y buscan burlar el sistema de Justicia para obtener su libertad y la de sus compañeros. Otros colaboran y, a cambio, son absueltos por sus delitos. El Estado parece darse por satisfecho al condenar a la mayoría de los criminales. El uso de testigo criteriado se lo ha facilitado, por ello de 2013 a 2017 el número de testigos criteriados ha aumentado en un 142 %. El año 2017 cerró con 642 casos con testigo criteriado.

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- “No tuve nada que ver. Yo me consiento limpio ante los ojos de Dios”.

Quien habla es René Mauricio Huezo. Hoy tiene 20 años, pero el tres de marzo cuando junto a otros pandilleros decapitó y baleó a diez trabajadores de una empresa de electricidad y a un jornalero, en el cantón Agua Escondida en San Juan Opico, tenía 18. René no le dijo a la Fiscalía todo lo que sabía. No les dijo la verdad y, en una sala de juicio, frente un juez, negó a su pandilla bajo juramento; dijo que él solo era panadero; dijo que no conocía a los asesinos de la masacre y que no era él quien aparecía en un video hiriendo con un hacha el cuello de uno de los empleados.

René no contaba con que la legislación salvadoreña desde hace 20 años permite usar a un criminal como testigo para encarcelar a todo el que haya cometido un delito. Por ello, René nunca esperó que uno de los homboy de su pandilla sería el testigo que los condenaría a él y a ocho más a 330 años, de los que pasarán encerrados 75, como dispone el artículo 45 del Código Penal.

El Islámico fue el epíteto con el que la Fiscalía nombró al pandillero criteriado que la hacía de poste ese 3 de marzo de 2016; día en que los 18 habían decidido vengar el homicidio de uno de sus miembros. El Islámico estuvo a cargo de todos los movimientos alrededor de una masacre no planificada. Una masacre que detonó en consecuencias para todo reo que se hallase en los penales que luego fueron declarados en emergencia.

El Islámico, a cambio de su libertad, le dijo a la Fiscalía y al Juez de Instrucción todo lo que había ocurrido antes y durante la masacre: eran las siete de la noche en el cantón La Coyotera en Quezaltepeque cuando un cabecilla de la 18, Alfredo Valle alias El Cuche, planificaba con otros pandilleros más, el asesinato de un MS; el plan era no solo matar a un rival sino que la Policía creyera que eran los pandilleros de la Mara Salvatrucha quienes habían cometido el asesinato. Si el plan funcionaba como los 18 planeaban se desataría una cacería entre la Policía y la MS, como resultado de un acto de venganza. Esa noche, los 18 durmieron en La Coyotera para salir a las cuatro de la mañana hacia el territorio rival. Llevaban revólveres calibre 38, escopetas, fusiles y hachas.

En ese recorrido, los pandilleros se encontraron con dos hermanos y un jornalero. Los pusieron boca abajo y los ataron. Luego, escucharon murmullos que no venían de sus víctimas y decidieron caminaron unos metros más.

Ahí había ocho personas que cavaban agujeros para instalar postes del tendido eléctrico. También los ataron y, además, los registraron. Uno de los empleados todavía conservaba un viejo carné que delataba que había sido soldado. Los pandilleros se ensañaron con el exsoldado. Ese fue el detonante de la masacre.

El pandillero con criterio de oportunidad dijo que el exsoldado fue asesinado con arma blanca y que era René quien aparecía en un video con un pie sobre la espalda del hombre mientras lo decapitaba con un hacha. El resto de trabajadores murió baleado; diez eran empleados de una empresa subcontratada de electricidad y uno más, jornalero.