El escenario político a medida que se vencen los plazos de inscripción nos ofrece algunas sorpresas y otras que eran secretos a voces. La decisión del TSE de cumplir el artículo 47 de la Ley de Partidos Políticos que hace desaparecer a CD ha generado insultos groseros que reflejan el calibre de seguidores del candidato de NI, que lo aclaman como el futuro presidente de la República, acusando al TSE de bloquear su candidatura. Ocurre la estrategia nocturna para inscribirse en GANA, lo que ha generado jugosos comentarios entre los militantes, las autoridades naranja y el folklórico candidato migueleño, cuyos brazos habían sido levantados en triunfo por la cúpula del tan desprestigiado partido. El próximo acto de este circo será épico.
Al bachiller candidato no le interesa cumplir las leyes, ni respetar los tiempos establecidos para inscripciones, y de no cumplirse su caprichosa voluntad, ha amenazado con echar a las turbas a la calle y hasta impedir las elecciones. Ha viajado a Washington para quejarse ante la OEA porque las autoridades salvadoreñas no le dejan salirse con la suya, logrando que Almagro recomendara al TSE no bloquear su candidatura.
En entrevista con Fernando del Rincón en CNN apareció su CV que incluía dudosos estudios de derecho y mercadeo, y con el estilo que le caracteriza, victimizó su situación, ignoró las preguntas directas que le hizo el presentador y aseguró el liderazgo y el respaldo de la mayoría de salvadoreños.
Lamentable que CNN no haya investigado la otra cara de la moneda basada en la experiencia que los salvadoreños tenemos del creador de esas nuevas ideas, nunca explicadas, pero cuya huella se observa en la destrucción que ha dejado en los dos municipios que ha gobernado. Un historial que cubriría de vergüenza a alguien con cierto sentido de la decencia.
Dejó en quiebra a Nuevo Cuscatlán, destruyó el edificio de su alcaldía para construir otro, instalando las oficinas en una casa alquilada para establecer una escuela técnica, cuyo alquiler no pagó durante varios meses. Su paso por la alcaldía capitalina fue más desastroso demostrando su interés en desarrollar un culto a su persona, poniéndose por montera leyes y tradiciones. Cambió el escudo de la alcaldía sin consulta previa ni explicación simbólica y pintó todo lo capaz de recibir pintura con su color celeste. Desde los uniformes de los empleados, camiones de la basura y las enormes vallas publicitarias para engrandecer su imagen y las nuevas ideas que jamás expuso.
Ha dejado deuda por más de $7 millones, muchas de ellas con proveedores que confiaron ofreciéndole sus servicios. Pagó con fondos municipales, publicidad por varios millones de dólares a una empresa propiedad de su familia. Se le acusó de dirigir un ciberataque a dos periódicos, dejó a futuros gobiernos municipales una deuda de $25 millones, a 20 años plazo, por un mercado que fue ofrecido al exalcalde Quijano por $4 millones y que deja enormes pérdidas, pues los ingresos distan mucho de los cálculos galanes que hizo el inexperto alcalde. Hereda un contrato dudoso de lámparas para el alumbrado público, con una empresa colombiana cuyos propietarios están investigados por operaciones de narcotráfico. Y falta espacio para consignar los desaciertos que ha dejado en la capital, este joven prepotente que pretende ser presidente de la República, recurriendo a oscuros métodos para lograrlo.
Es importante dar a conocer internacionalmente la realidad de esta falsa figura mesiánica que el bachiller pretende vender, considerando lo que sería del país al tener educación, salud, economía y relaciones exteriores en manos tan irresponsables. Los salvadoreños merecemos un mejor destino. Ya tuvimos suficiente con Mauricio Funes.
Maestra