Escupiendo al cielo…

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27 July 2018

Los seres humanos aprendemos y progresamos por dos vías: por el miedo o por el amor. En términos prácticos las cosas se diversifican y complican, pues tanto los caminos del amor como los del miedo presentan muchas variantes. Quienes trabajamos buscando la mejora del ser humano preferimos indudablemente las muchas rutas del amor, pero conocemos las otras y reconocemos su eficacia. Fue necesario que los partidos de “derechas” (para quienes todavía crean que eso significa algo concreto) estuvieran en la oposición para que suscribieran un acuerdo que recordara, ante sí y ante la Nación, los verdaderos fines del Estado, de la política y de la democracia representativa. Es muy difícil no estar de acuerdo con las declaraciones allí contenidas, son lo suficientemente generales como para no suscitar suspicacias en nadie. ¿Qué habrá pasado que no lograron sumar a esas declaraciones tan genéricas a los demás institutos políticos? ¿No los invitaron a las conversaciones o los otros no aceptaron? Eso sería interesante conocerlo pues dirá mucho de aquellos que no estén dispuestos ni siquiera a comprometerse con esos puntos mínimos. Pienso en los de “izquierda” (para quienes todavía crean que eso significa algo concreto).

Me permito recordar que quienes ahora firman ya han gobernado este país, con la excepción de DS, partido del cual creo que la ciudadanía conoce muy poco. ¿Se acuerdan de que, cuando gobernaron, también a ustedes se les dijo precisamente eso? ¿Qué consideración dieron entonces a las minorías? Es un avance para el país que puedan estar juntos quienes antes se trataron cual perros, gatos y ratones (los firmantes se han perseguido, atacado y boicoteado unos a otros en diferentes momentos). Aunque sea, como digo, en cosas tan básicas como las que han firmado. “El origen y fin de la actividad del estado es la persona humana”. “La democracia como forma de vida se fundamenta en el ejercicio irrestricto de la libertad de expresión, garantía del pluralismo y, en definitiva, de la vida republicana”. ¿Quién, insisto, se opondrá a ello? Menos, en estos momentos preelectorales, cuando los partidos nos bajan las estrellas y la luna para que los votemos. ¿Esa es “la prueba de amor” que nos dan? “Hechos son amores y no buenas razones”: la ciudadanía está cada vez más atenta a las cosas que hacen o dejan de hacer los funcionarios de todos los partidos políticos. Por ejemplo, ¿cómo están funcionando en la Asamblea Legislativa?

Ayer no más, reunidos en discusión constructiva acerca de los desafíos del currículo nacional, una directora de institución educativa hacía la pregunta a otros colegas,: “¿Qué hay que hacer para que haya un plan de nación en educación, a largo plazo y consensuado, no un plan de partido en el gobierno?”. Estos acuerdos podrían ser un buen inicio, pues sostienen allí que “…nuestro país necesita para mejorar (…) en forma irreversible las condiciones de seguridad, generación de empleo, salud, educación y demás servicios básicos para la ciudadanía…”. Incluyen en ello también a la empresa privada cuando identifican como reto 4. “Generar igualdad de oportunidades a partir de la inversión en capital humano”. En estricto sentido, el capital humano solo se concibe en el marco de una empresa que tiene otro tipo de capitales. El Estado tiene ciudadanos a los que educar; las empresas, colaboradores que, mediante la capacitación, la interiorización de la cultura organización y el desarrollo personal se convierte en capital humano.

La corriente conductista enseñó que tenemos que reforzar cualquier paso que conduzca hacia el objetivo final deseado. En ese espíritu, el esfuerzo es plausible. Quienes peinan canas lacónicamente dirán “esa canción ya la han oído antes”. Recordaremos entonces que la esperanza es lo último que se pierde, que las visiones compartidas crean realidades si se asumen como objetivos de trabajo diario y que “el pueblo unido, jamás será vencido” como se canta ahora en Venezuela y Nicaragua. Pueblo somos todos, señores políticos, ustedes también.

Si estar en la oposición después de gobernar otorgó a estos partidos la lucidez para firmar esos acuerdos, ojalá que el FMLN vuelva pronto a ser oposición para que también los firme. Por el bien de todos habrá que nombrar “… funcionarios con base en su capacidad, espíritu de servicio, trayectoria de vida y méritos personales, sin que en ello incida su pertenencia partidaria”.

¿Sería posible ver funcionarios de todos los partidos en el próximo gobierno, que sean escogidos independientemente de su pertenencia partidaria? ¿Sería ése un gobierno de Unidad Nacional donde las minorías estarían realmente representadas? Ojalá y no estén escupiendo al cielo…

Sicólogo