“Si hubiera…”

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27 July 2018

Durante la educación primaria nos enseñan que el “hubiera o hubiese son el pretérito imperfecto del subjuntivo del verbo haber”, un concepto que en ese entonces aprendemos para el examen pero no logramos encontrar la importancia práctica de este dato, razón por la que después del examen ya lo hemos olvidado.

El “hubiera” nos lo recuerdan nuestros padres en la adolescencia, aun cuando no le dedicamos tiempo ni le encontramos significado al término que los padres intentan hacernos ver. Más adelante en la adultez temprana empezamos a comprender que el “hubiera” tiene una connotación negativa. Para cuando llegamos a la edad adulta, intentamos darle sentido al frase de “el hubiera no existe”.

Y aunque vivimos repitiendo esa frase, la realidad es que la usamos y practicamos con mayor frecuencia de lo que nos imaginamos. En algunas ocasiones, en aspectos que son triviales y sin mayor importancia en la vida. Por ejemplo, en este Mundial Rusia 2018 todos hemos oído o incluso hemos comentado aspectos como: “Si Francia hubiera jugado así siempre…”, “Si Messi hubiera jugado mejor…”, “Si Alemania hubiera ganado el primer partido…” y así la lista es larga y entretenida. Pero en sentido general, sea cual sea el resultado, esto no tiene implicaciones importantes en nuestras vidas.

Sin embargo, existen “hubiera” que sí son importantes en la vida de las personas. Sobre todo porque las utilizamos cuando ya hemos tomado una decisión que no es la adecuada, nos encontramos ante un problema que no podemos resolver o pensamos que hemos arruinado nuestro futuro. Es en ese momento cuando entendemos que el “hubiera” nos perseguirá, pues denota la posibilidad de haber tomado una mejor decisión o el haber vivido una realidad alterna que hasta ahora entendemos que era la mejor opción.

Las ciencias de la conducta humana nos enseñan que este fenómeno de vivir pensando en que pudo haber habido una posibilidad diferente forma parte de lo que conocemos como pensamiento retrospectivo, es decir, que nuestros pensamientos se enfocan en la decisión tomada en el pasado, cuando ya sabemos el resultado de los hechos en el presente.

Para intentar sobrellevar estas situaciones, es necesario en primer lugar, el comprender que antes de tomar decisiones deberíamos imaginar las posibles realidades y considerar mentalmente las probables consecuencias de nuestra elección; concepto al que los psicólogos denominan “realidades alternativas”.

En segundo lugar, debemos saber que tanto el éxito como el fracaso son unipersonales, es decir, que corresponde solo a la persona que tomo las decisiones, aun cuando en el proceso haya pedido sugerencias a las personas más cercanas o incluso a consejeros. La decisión final es propia y debemos hacernos responsables de eso.

En tercer lugar, el mensaje es que no debemos torturarnos crónicamente con los “hubiera” en nuestra vida. Casi siempre tendremos la oportunidad de corregir lo que se realizó mal o buscar opciones que nos ayuden a solventar la situación errónea en que nos estamos hundiendo.

Finalmente, reconocer que no todos los “hubiera” tienen necesariamente una connotación negativa; por ejemplo: “Si hubiera desarrollado otro tema para este artículo, usted probablemente no lo estaría leyendo”. Cómo ve, la decisión siempre es unipersonal.

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