La Polarización política

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26 July 2018

En el último Worlds Values Survey (encuesta de valores mundiales), la cual forman un grupo de científicos sociales que estudian los valores cambiantes y su impacto en la vida social y política de las personas, en su última encuesta 2010-2014 tomó de muestra a 55 países, para medir la escala ideológica entre derecha e izquierda.

De 10 puntos, en nueve países de América Latina y el Caribe, de la encuesta, la polarización de los votantes era de 52.5 %, muy diferente en 13 economías mucho más avanzadas cuyo resultado fue de 48.8 % incluyendo a EE. UU., Brasil y México eran los países más polarizados en la muestra de América Latina; Chile y Argentina representaban los menos polarizados.

El Salvador, Honduras y Venezuela resultaron como otros de los países con una alta polarización en la región; siendo estos en 2015, los países con mayor tasa de homicidios del continente. Es evidente que la polarización política entrampa la correcta implementación y un eficiente funcionamiento de políticas criminales, que permita erradicar el flagelo de la delincuencia, que tanto luto ha traído a miles de familias.

La imperante inestabilidad social, económica y de inseguridad parecen llevar a las personas a posturas ideológicas extremas, en las que se arraigan irracionalmente a sus ideales, no dando cabida a consensos políticos de amplio beneficio social; prefieren perecer ideológicamente, dimitir de un pensamiento de apertura hacia sus contrapartes antes que dialogar sobre lo correcto y conveniente para la ciudadanía.

Nuestro país sufre mucho de esta problemática y nos ha pasado factura hasta el presente. Luego de una guerra civil fratricida, que duró 12 años y cobró muchas vidas; las armas se guardaron, otras se desecharon, sin embargo, la ideología y pensamientos belicistas se quedaron y se han insertado profundamente en la mente de muchos de nuestros actuales políticos, trayendo con ello una desidia y apatía política de la población salvadoreña.

Nuestros servicios de salud son paupérrimos, la criminalidad es descomunal, nuestra economía es diminuta y su pírrico crecimiento no predice un futuro esperanzador… el sistema educativo es una maraña de elementos negativos en los que predomina la decadencia en las instalaciones de las escuelas públicas.

Preocupa mucho que a pesar de estos enormes problemas que nos aquejan como salvadoreños y van menguando nuestro desarrollo social y económico; muchos se arraiguen a la polarización política, se encajonan en inverosímiles diatribas y en ocasiones estas derivan en grotescos actos vandálicos, no aceptan posturas y propuestas diferentes que permitan escalar políticamente y sacarnos de este profundo agujero que luce cada vez más sombrío…

Pareciera que los políticos velaran por intereses propios, muchos buscan perpetuarse vitaliciamente en sus cargos y que la polarización sea el anzuelo que pelea irracionalmente la población salvadoreña. Los nuevos actores de la palestra política decepcionan aún más, con un discurso antidemocrático, populista y confrontativo, elaborado para exacerbar la violencia y el odio. Es muy triste ver como aún existen personas que se conforman con las miserias de estas propuestas.

Este 2018 no es la excepción… vemos al Ejecutivo respaldando la parodia llamada Nicolás Maduro y somos alicaídos testigos de su incondicional apoyo hacia el dictador nicaragüense Daniel Ortega. La Asamblea Legislativa no se queda atrás; no eligieron en la fecha estipulada a los magistrados de la Sala de lo Constitucional, quedando acéfala, impidiendo con ello poder resolver casos de amparos, habeas corpus y procesos de inconstitucionalidad.

Ya sea por incapacidad política, por intereses personales u otro amasijo de oscuros contubernios, la no elección de los magistrados de la Sala es un claro ejemplo que a nuestros políticos la protección de los derechos de la ciudadanía les importa un comino.

Analista político y escritor

@LuisSaxum