¿Qué esperar de Carmen Aída Lazo?

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23 July 2018

Comparto esta opinión a partir de la relación que alguna vez tuve trabajando en la sociedad civil junto a Carmen y TECHO, organización que, en los últimos años, ha tenido la valiosa oportunidad de contar con jóvenes líderes que se han posicionado como funcionarios públicos, en diferentes gobiernos con distintas ideologías políticas.

Gobiernos como el de Costa Rica, Paraguay, Chile y Guatemala cuentan con ministros, viceministros o funcionarios tomadores de decisiones que han pasado por las filas de la organización y que llevan consigo el “sello” de haber conocido la realidad de las comunidades en situación de pobreza. En El Salvador y quizá a nivel de América Latina por primera vez se presenta también un perfil vinculado a la organización a un puesto tan importante como una Vicepresidencia de la República, como es el caso de Carmen Aída Lazo.

Desde el año 2015, Carmen se venía desempeñando como presidente de la junta directiva de TECHO de manera voluntaria, apoyando en la consecución de una visión más académica junto a otros directivos que enriquecen los programas sociales. Entre estos directivos destacan académicos y defensores de los derechos humanos, como el Padre Tojeira o Benjamín Cuéllar, exvoluntarios, empresarios, activistas sociales, etc. Considerando tal antecedente, me parece importante analizar tres aspectos sobre la candidatura de Carmen.

Primero, están los valores que a todo aquel que pasa por la organización se le inculcan de manera formativa, con el objetivo de que los mismos sean una guía al momento de servir a los demás. Estos valores son solidaridad, diversidad, excelencia, convicción y optimismo. En ese sentido, si algo podemos esperar de cualquier persona que pasó por TECHO y en especial de quien lo lideró a nivel directivo es el fiel cumplimento de aquellos valores, siendo estos los mínimos que deberían acompañar a Carmen en el reto que le depara.

En segundo lugar, está el aspecto relacionado a la función pública, que conlleva la obligación de dirigirse y actuar conforme al principio de probidad, es decir, ser fiel a los intereses del país antes que a los intereses particulares o partidarios.

Un último aspecto son los antecedentes del partido que propone la candidatura, puesto que es insoslayable que tanto el PCN como todos los partidos en el país cargan con acciones que les posicionan como las instituciones democráticas con menos confianza ante la población, producto de antecedentes negativos como la corrupción o la desconexión con la ciudadanía. De hecho, el PCN aún guarda una importante deuda en cuanto a sus años de gobierno y el irrespeto a los derechos humanos que lo caracterizó.

Bajo esta lógica, Carmen deberá lidiar, por una parte, con cumplir con valores y principios; pero por otra, dar un nuevo aire a la forma de hacer política, derribando los paradigmas que los partidos tradicionales hoy por hoy imponen. Surge entonces la pregunta: ¿Es Carmen un perfil que cuenta con las herramientas para lograr lidiar con estos aspectos?

Analizando la candidatura desde la perspectiva de la meritocracia, Carmen refleja méritos que en un ideal se requieren de un funcionario público: preparación técnica, experiencia de servicio en la sociedad civil, en entidades estatales y organismos internacionales. Como joven espero que si Carmen resulta electa, conciba guiar sus acciones mediante los valores que en conjunto pusimos en práctica cuando coincidimos trabajando en la sociedad civil para promover la inclusión de las comunidades y el cumplimiento de los derechos humanos. Y por otra parte, espero que haga prevalecer los principios exigidos en una profesional de su trayectoria —principios aplicables para cualquier otra persona que decida postular a un cargo público— como la probidad.

Se requiere de valentía para asumir el reto de buscar incidir, desde la política y a nivel de país, como Carmen lo proyecta: conservando la visión de hacer prevalecer los ideales de servicio que precisamente le anteceden.

Exdirector de

TECHO El Salvador