José Isaac García Zaldaña no es el primer líder social que las pandillas matan para evitar que sus clicas (agrupaciones locales) sean diezmadas o que haya resistencia de niños, adolescentes y jóvenes a integrarse a esa agrupación terrorista. El crimen contra el pastor religioso es el segundo caso.
El 10 de marzo de 2016, esa misma pandilla cometió otro crimen: asesinó a Nicolás Silvestre García, un periodista comunal que a través de una radio local invitaba a los niños y jóvenes del caserío El Jiote, del cantón El Jícaro, a mantenerse alejado de los caminos de la violencia.
Aunque la policía local hace un gran esfuerzo por mantener a raya a los delincuentes, los pandilleros les sacan ventaja cuando de cometer un crimen se trata. En este año, en menos de un mes, en el cantón Monte Hermoso fueron asesinadas seis personas en dos hechos diferentes, aunque con las mismas características: en cada hecho mataron a un adolescente y a sus dos padres.
Aunque el puesto policial de Tacuba cuenta con el apoyo de una patrulla de la Policía Rural, varios Grupos Conjuntos de Apoyo a la Comunidad (GCAC) y un equipo de las fuerzas especiales de la Policía, conocidas como Jaguares, los pandilleros sacan provecho del accidentado y montañoso terreno que caracteriza a todo el municipio.
De acuerdo con fuentes policiales, la zona más afectada por el accionar de pandillas es la zona sur del municipio, donde está localizado el bosque El Imposible, un parque y reserva natural que colinda con Guatemala.
El Imposible es el lugar a donde los pandilleros huyen cada vez que hay esfuerzos gubernamentales por enfrentarlos y capturarlos o inmediatamente después de que cometen un crimen.
La Policía puede demorar mucho tiempo en llegar en vehículo, por ejemplo, al cantón El Jícaro, que colinda con parte del bosque El Imposible. Si llegar en vehículo puede demorarles unos 30 minutos, llegar a pie puede ser cuestión de una hora o más, tiempo suficiente para que los delincuentes se refugien en la zona montañosa.
Además de lo accidentado del terreno, los pandilleros de esa zona tienen otra ventaja sobre las fuerzas de seguridad: la mayoría de pandilleros es originaria del municipio y por eso conocen perfectamente el terreno.
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No obstante, la Policía les ha infligido varios golpes a las pandillas. Una de esas últimas acciones fue la captura del exsoldado Santos Suriano Ramos, conocido como el Naval, debido a que hace menos de un año que causó baja de la Fuerza Naval.
En febrero de este año, las autoridades capturaron a dos soldados que se encontraban de alta en el Regimiento de Caballería y en la Brigada de Artillería. Raúl Antonio Molina, de 21 años, y Manuel Menéndez Rodríguez, de 28, según la Fiscalía, avisaban a sus compinches de la pandilla MS-13 sobre la operatividad policial en Tacuba, por lo cual fueron arrestados bajo cargos de pertenecer a organizaciones terroristas.
De acuerdo con fuentes policiales, la MS-13 de Tacuba tiene otra peculiaridad: muchos de sus miembros son exmilitares (tropa) que se metieron al Ejército, fueron entrenados militarmente y al salir de baja se integraron a las pandillas.
De hecho, en febrero de 2017, la policía abatió a William Fray Hernández Romualdo, quien había sido miembro del Comando Especial Antiterrorista (CEAT), la unidad más especializada de la Fuerza Armada, según fuentes militares.
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Un mes antes, fuerzas policiales habían abatido a Lucas Ramos García, quien había estado de alta en el Comando de Fuerzas Especiales (CFE).
El terreno montañoso del municipio de Tacuba y el entrenamiento militar que muchos miembros de la MS-13 han recibido, hacen un tanto difícil el combate a las pandillas en esa zona de Ahuachapán.
“Consideramos que las pandillas que operan aquí son las que más infiltrados tienen en la Fuerza Armada y eso no es un secreto”, acotó una fuente policial.