Dos regiones, una visión común

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20 July 2018

Fuerte, profunda, inalienable: no hay mejores palabras que describan la relación entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe. Lo vimos reafirmado esta semana, cuando los Ministros de Asuntos Exteriores de los 28 países de la Unión Europea y de los 33 de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños se reunieron en Bruselas para avanzar en el proceso de asociación entre nuestras regiones. Aunque separadas geográficamente, Europa y América Latina están más cerca que cualquier otro continente.

Estamos del mismo lado. Creemos que las disputas internacionales deben abordarse a través de la diplomacia y la cooperación internacional. Creemos en las Naciones Unidas como el centro de gravedad del sistema internacional. Creemos que un mundo globalizado solo puede ser gobernado de manera conjunta y en alianzas que permitan alcanzar intereses comunes, desde el desarrollo sostenible hasta la acción climática.

Hoy, el orden mundial cooperativo en el que creemos está siendo cuestionado: el sistema de Naciones Unidas está siendo atacado; hay una amenaza de nuevas guerras comerciales y se violan las reglas más básicas de nuestro sistema internacional.

Nuestras democracias también enfrentan desafíos parecidos: más similares de lo que pensamos. América Latina y el Caribe son los únicos en el mundo donde las desigualdades han disminuido de manera constante desde comienzos del siglo, pero aún continúa siendo la región más desigual a nivel mundial. Existe una creciente demanda de mejores empleos, educación de mayor calidad y de buena gobernanza, que permitan cumplir con las crecientes expectativas de nuestros pueblos. Muchas de estas preocupaciones son las mismas que los europeos también plantean a sus gobiernos. Nuestras democracias deben escuchar este llamado.

La cooperación entre nuestras regiones tiene un enorme potencial para abordar estas dificultades: un ejemplo de ello es el inicio de una Facilidad Europea, en cooperación con la OECD y la CEPAL, que apoye el desarrollo en transición de América Latina y el Caribe, a fin de trascender la antigua mentalidad de donante-receptor hacia una asociación entre iguales. Una asociación más fuerte puede ayudarnos a proteger los intereses de nuestros ciudadanos, crear nuevas oportunidades para un mayor crecimiento económico y desarrollo humano, y avanzar hacia un orden mundial más cooperativo.

En nuestra reunión en Bruselas hemos discutido nuestra agenda global común: cómo continuar convirtiendo en realidad los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París sobre el clima, que construimos juntos durante años de trabajo coordinado.

También hemos explorado nuevas oportunidades para nuestra cooperación económica. La Unión Europea es el principal inversor extranjero en América Latina y el Caribe, con un tercio de la inversión total en la región. En ese contexto, estamos en el proceso de incrementar en 400 millones de euros la inversión en su continente a través del Banco Europeo de Inversiones.

Nuestros acuerdos comerciales no solo han aportado beneficios económicos a nuestras empresas, también han resguardado nuestros productos tradicionales, elevado los estándares para los trabajadores y protegido nuestro medio ambiente. Queremos que nuestro comercio sea libre y justo al mismo tiempo. Actualmente estamos modernizando nuestros acuerdos comerciales y políticos con México, Chile y Mercosur: queremos extender sus beneficios a un mayor número de personas, particularmente a las pequeñas y medianas empresas, y también cooperar más en proyectos de energía e infraestructura, en cultura y sectores creativos, en investigación y educación a través de nuestro programa Erasmus+. Hemos iniciado una fase completamente nueva en nuestras relaciones con Cuba, basada en el diálogo franco y la cooperación efectiva en beneficio de nuestros pueblos.

Nuestra asociación también se centra en la paz y la seguridad. En los últimos años, la Unión Europea ha movilizado un apoyo sin precedentes para acompañar el proceso de paz en Colombia, cooperando con el desarrollo rural, la reconciliación y la reinserción de ex combatientes. Continuaremos apoyando el diálogo con el fin de encontrar soluciones políticas consensuadas para las crisis en Nicaragua y Venezuela. Estamos también movilizando nuevas medidas para apoyar a los refugiados venezolanos en toda la región. Cuando el huracán Irma azotó al Caribe, respondimos inmediatamente con diversas acciones: enviamos desde ayuda humanitaria hasta imágenes satelitales para ayudar a los equipos de rescate.

Por la experiencia europea sabemos que la integración regional es un poderoso motor para alcanzar el crecimiento, la paz y la seguridad. La cooperación entre los países de América Latina y el Caribe es fundamental y vemos los procesos de integración con interés y esperanza. Por ello, encontramos lógico la construcción de nuevos puentes entre la Unión Europea y los proyectos de cooperación regional como el Mercosur y la Alianza del Pacífico.

En un mundo donde el multilateralismo y la cooperación internacional están bajo presión, queremos demostrar el valor de la asociación dentro y entre nuestros continentes. Es una asociación que busca la promoción del empleo y la justicia social, de las democracias inclusivas y los derechos humanos, la paz y la seguridad. Lo anterior es un antídoto contra la confusión mundial actual, hacia un orden mundial más justo y cooperativo.

DUESV Alta Representante para

Asuntos Exteriores y Política de

Seguridad de la Unión Europea

@FedericaMog