Confiar en el proceso

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20 July 2018

Frecuentemente solemos opinar con base en los resultados, después de que el vaso está quebrado o que las cartas ya están sobre la mesa, no debemos iniciar un proyecto y dejarlo a la suerte, a ver qué sale; recapacitando sobre ello, lo mejor es trabajar en una buena estrategia o cómo se podría denominar también una buena planificación. ¿A dónde queremos llegar en 6 meses, un año o 5 años? ¿Qué queremos hacer como estudiantes, profesionales, como hijos o como padres?

En este punto es donde los quiero invitar a reflexionar sobre el proceso de los proyectos o metas. Puede ser en el ramo personal, en el ramo espiritual, en el área laboral y también en el aspecto deportivo o de bienestar.

Para ponerles un ejemplo les comparto brevemente lo que se suele hacer para terminar bien una maratón. Empecemos por tener claro el objetivo y eso implica usar las palabras correctas y definir con claridad la meta. Una maratón no son 10 ni 21 km. Son 42.195 km. Definido el punto de llegada, tenemos que definir ahora nuestro punto de partida, dónde estamos. Esa diferencia nos permite establecer el proceso, que para este caso podemos hablar de tres, cuatro o seis meses de entrenamiento.

El punto más importante para este proceso es tomar la decisión voluntaria de someterte a un entrenamiento acorde a tu condición física, estar seguro de que eso es lo que quieres y ser disciplinado en cumplirlo; idealmente supervisado por un entendido en la materia para que te guíe. En otras palabras, prepararte para una prueba; sabemos que si hemos estudiado a conciencia durante cada materia nos ira bien en el examen. Por otro lado, no hay peor frustración que salir de un examen y decir, de haber estudiado me hubiera ido bien. Sin duda el proceso nos ayuda a finalizar satisfactoriamente.

Para confiar en el proceso obviamente se tiene que cumplir el proceso, se debe exprimir hasta la ultima gota de sudor. La mediocridad o la indiferencia no tienen cabida en este plan. Dar el ciento por ciento tampoco asegura el éxito, pero sí te da la satisfacción personal de que diste todo lo que estaba de tu parte y te ayuda a establecer una escala para la siguiente meta. Es el mismo proceso el que construye con buenos cimientos esa confianza en ti, te da seguridad.

Durante el proceso, sin duda, tendremos momentos de mucha emoción y avance como también momentos de alta frustración y estancamiento, momentos que nos hacen dudar si estamos en el camino correcto o no, ya que todo esto se suele poner difícil, sacrificado, sufrido; empiezan a salir en cualquier esquina las justificaciones, pareciera que el entorno conspira contra mí y mi objetivo, y es allí donde se forja el carácter y se debe ser fuerte, disciplinado y fiel con el proceso que decidí emprender.

Una cosa sí les puedo asegurar: que no hay nada más gratificante, satisfactorio y recompensante que alcanzar un objetivo después de haber cumplido un proceso. No en vano un hijo dura 9 meses en gestarse, nos preparamos y nos da la satisfacción de ser padres; sacar un estudio superior de dos, cinco o más años de mucho esfuerzo personal para sentirnos exitosos; pues correr una maratón no es la excepción, el levantarte temprano para cumplir tu entreno día a día, dar siempre tu máximo esfuerzo, poner cuidado en la alimentación, cuidarte y todo para poder levantar ambos brazos en señal de victoria al momento de cruzar la meta.

Si las cosas inician mal, la probabilidad de que salgan mal son altas, así que preparémonos bien para lo que decidamos emprender.

Indistintamente si tu objetivo es correr una maratón, es aprender un idioma, sacar una carrera profesional, educar a un hijo o cambiar un estilo de vida; ninguna de estas cosas se logra de un día para otro, por ello reitero la importancia de definir el objetivo y más aún “confiar en el proceso”.

Ing. Mecánico con posgrado en

Gestión de empresas en la Pontificia

Universidad Católica de Chile

@juanpablogalvezesa