Miguel Vivanco: “Es una carnicería lo que ocurre en Nicaragua”

Tres meses de intensas protestas de la sociedad civil que exige el fin de régimen de Daniel Ortega y Rosario Morillo en Nicaragua; la severa represión del oficialismo no ha sido menos para que observadores de Derechos Humanos pidan más acción internacional.

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Foto EDH: Archivo

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20 July 2018

Cuando se cumplen 90 días se severa represión del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo contra el pueblo sublevado en Nicaragua, y que ha dejado ya más de 350 muertos, cientos de desaparecidos y encarcelados políticos, la atención internacional aún es parca para el director del observatorio Human Rights Watch, Miguel Vivanco.

“Queda incrementar la presión internacional”, dice este experto, quien por más de 25 años ha bregado desde Washington con los peliagudos conflictos de la región, mira en Nicaragua un escenario sin precedentes y de gran preocupación y que debería tener en alerta roja a todo el hemisferio occidental. A su juicio el descaro con que el régimen Ortega - Murillo encubre a sus cuerpos policiales y paramilitares no debería pasar por alto y menos su retórica para deshacerse de responsabilidades.

“He trabajado por más de 30 años en derechos humanos en la región y jamás he presenciado una cosa de esta naturaleza”, opinó Vivanco en una entrevista con el portal alemán Deutsche Welle (DW).

“Es una verdadera carnicería lo que está ocurriendo en distintas zonas de Nicaragua. Y actúa (el Gobierno de Ortega) cada vez con mayor brutalidad”, agregó.

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También, en entrevista con El Diario de Hoy, Miguel Vivanco no esconde su molestia porque en parte la agudización en la respuesta represiva del régimen Ortega Murillo de los últimos días, apoyados por sus cuerpos policiales y paramilitares, se ha dado después que sectores empresariales de la región resintieran que los cierres de carreteras por parte de los opositores estaban obstaculizando la fluidez del comercio.

“La responsabilidad recae sobre los hombros del régimen de Ortega”, dice.

La situación de Nicaragua se ha agudizado con un conflicto que aún no tiene atisbos de ser resuelto y ver cada día la represión aguda por parte del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

¿Qué puede deducir al respecto?

Sin duda Nicaragua ha sido gobernada en los últimos 10 años por esta parejita conformada por Daniel Ortega y Rosario Murillo, que administran el país como si fuera su finca privada, han logrado concentrar el poder de forma total; es un país donde no queda ni una sola institución en pie que sea capaz de prevenir, investigar, sancionar a aquellos que cometen abusos, al tener todas las instituciones judiciales al servicio del Ejecutivo, es decir de la pareja presidencial.

¿Qué plantea esto para la oposición y el pueblo sublevado al testificar con sangre lo que son capaces de desatar sus gobernantes para mantenerse en el poder?

Al no existir ninguna autoridad independiente que pueda levantar su voz, ni tan siquiera un defensor del pueblo que pueda denunciar los abusos, no solo los cometidos en los últimos tres meses, sino todos los hechos de corrupción y del pasado, esto demuestra que ahí no hay ni tan siquiera una fachada de democracia. Lo que existe en Nicaragua es una tiranía personal de un matrimonio aferrado al poder. Así que el récord en materia de derechos humanos es deplorable, al tener esas cuentas de más de 350 personas asesinadas, y con otras violaciones de las que nos quedamos cortos al carecer de toda la información completa de casos que no llegan a ser registrados, así que la situación es crítica, preocupante y demanda sin duda más acción de la comunidad internacional.

¿Quedan ventanas para señalar a actores o personas que actúan de facto en esta ola represiva?

Los responsables de estas violaciones masivas y sistemáticas a los derechos humanos son: la Policía y unos hampones armados que operan con la protección de los mismos cuerpos de seguridad, que son militantes del régimen de Ortega - Murillo; sabemos que andan encapuchados que portan armas largas y con licencia para matar, detener opositores y torturarlos y que trabajan junto a la policía, cual pandilla de delincuentes protegidos por el régimen y que han logrado aterrizar a la población; se reparten por partes iguales policía y estos grupos los crímenes cometidos contra los manifestantes. Así que ahí tenemos una primera ventana para ver responsables mandos policiales a todos los niveles.

¿La atención internacional cree que responde a la gravedad de la crisis?

En la última sesión del Consejo Permanente de la OEA, me dio mucha satisfacción comprobar que las principales democracias de América Latina están tomando cada vez una acción más firme contra el régimen de Ortega, y me parece muy importante que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos esté sobre el terreno investigando las violaciones a los derechos humanos y que el alto comisionado de las Naciones Unidas esté haciendo lo mismo. Pero si no hay una fuerte presión internacional en lo que son fundamentales las sanciones individuales y colectivas para los principales represores, no se hace mayor diferencia.

¿Al tratarse de un gobierno es fácil establecer las cadenas de mando y deducir responsabilidades?

Exacto, nosotros hemos difundido y actualizado una lista de personas de alto nivel del régimen que están detrás de esas violaciones sistemáticas a los derechos humanos, por ejemplo la jefa de la Policía Nacional, la señora Granera; el jefe de facto de los grupos operativos, Francisco Díaz, inspector; así que tenemos ubicadas a esas personas con información específica, por suerte al general Díaz, pariente de Ortega, ya ha sido sancionado por Estados Unidos. Nosotros estamos buscando se amplíen las sanciones hasta Ortega y Murillo y a la jefa formal de la Policía Nacional.

¿Qué otras acciones pueden tomar los países?

Sanciones y sanciones, Nicaragua no es Venezuela, y este es un país donde creo que parar y obligar al régimen a frenar esa represión con presión concertada es muy posible. Es algo que sí se puede lograr; obviamente se necesita apoyo de toda la región. Presión que puede traducirse en la aplicación de la Carta Democrática, además de obligar al régimen a desmantelar esos grupos de hampones bajo verificación internacional.

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¿Hay actores externos aparte de los países del ALBA, afines ideológicos del régimen Ortega Murillo, que puedan frenar esos anhelos democráticos del pueblo nicaragüense?

Curiosamente sí, en los últimos días hemos visto con preocupación cómo el sector privado en Centroamérica, y en esto incluyo a Guatemala, Honduras y El Salvador hayan presionado para proteger sus intereses, al exigirle al gobierno de Nicaragua que liberara las carreteras y las vías de tránsito de mercancías; con esa excusa el gobierno inició una operación de limpieza que en los últimos días ha agudizado los choques y el derramamiento de sangre.

¿Muy paradójico no, por lo que habíamos visto del sector privado en otros momentos?

Totalmente. Porque esa operación ha dado oxigeno al régimen para argumentar la liberación de algunas ciudades controladas por la población civil, y en el camino han matado, desaparecido personas de una manera descarada y brutal, y esto en gran medida explica el silencio de varios representantes de países de Centroamérica en la OEA, salvo Costa Rica, que ha estado impecable en exigir el cese a la represión, el resto, incluyendo Panamá, brilla por su ausencia en un foro tan importante como el Consejo Permanente para encarar este tema. Se han escondido de las circunstancias, muy lejos del resto de países democráticos del hemisferio.

¿Un mal vecindario?

Uno supone que Centroamérica, como países de la región, debe ser solidaria con los pueblos vecinos, pero más bien le han quitado el cuerpo a la jeringa en la sesiones del Consejo Permanente de la OEA, porque no se dan cuenta de que además de las brutalidades y violaciones a derechos fundamentales que representa esta tiranía de Ortega - Murillo y el daño que le hace, en muchos casos irreparable para su propio pueblo, también conllevará a un éxodo hacia los países de la región de aquellos que están expuestos a la violencia del régimen.

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¿En qué momento se da por válida la intervención de Naciones Unidas con despliegues de fuerzas conjuntas como Cascos Azules. Se podría pensar en esa vía para un momento de seguir agudizándose la situación?

No sé realmente, habría que ver cuál es la posición del secretario general de las Naciones Unidas (António Guterres) que está monitoreando la región, incluso con visitas a Centroamérica, Costa Rica para ser específicos, pero no sabemos su posición, ya hizo en días recientes un pronunciamiento muy cuestionable, flojo y hasta desafortunado para su rango de secretario general de la ONU.

¿Y al Secretario General de la OEA, Luís Almagro le, quedan márgenes de maniobra?

Luis Almagro ha hecho pronunciamientos tajantes, ante el Consejo Permanente sostuvo que el régimen había perdido legitimidad al proceder a una represión brutal contra la población civil nicaragüense; Almagro ha sido categórico y cualquiera que pueda tener dudas lo invito a revisar esas declaraciones, pero su cargo en la OEA le limita actuar por cuenta propia en su calidad de secretario general.

¿La fuerte represión de estos tres meses y la falta de coherencia de sectores como el privado, que usted ha señalado cree que debilita a la población en resistencia?

Por supuesto, al sentirse solos y desprotegidos por la comunidad internacional y con una represión como la que se esta dando, cada día más brutal, no hay duda que el temor individual de las personas a ser aniquiladas en las protestas se multiplique y les reste fuerza para lograr sus objetivos de liberarse del régimen.