Desastres en la memoria

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06 July 2018

"¿Qué te pasó? Yo me caí por ir huyendo de El Jabalí”, rezan cantos populares que aluden a la última erupción del volcán de San Salvador en junio de 1917. El día principal de la erupción “fue un día del Cuerpo de Cristo”(la antigua fiesta católica del Corpus Christi). Relacionar detalles es una estrategia infalible para no olvidar sucesos que causan impacto. Esto también se aplica en el registro de eventos naturales que se han quedado en la memoria.

En El Salvador podemos dar cuenta de millares de eventos que han detenido el desarrollo, al mismo tiempo transformado el paisaje y que han conducido a políticas públicas en favor de la gestión del riesgo.

En esa lógica existe un registro de desastres en Internet, que le permite consultar los eventos naturales que han impactado desde el ámbito local al nacional, y desde el siglo pasado hasta la fecha. Se trata de DesInventar, y lo mejor, está disponible para todos los públicos. En su momento fue introducida al país y alimentada por el Servicio Nacional de Estudios Territoriales y actualmente administrada por la Universidad de El Salvador.

DesInventar es una herramienta conceptual y metodológica para la construcción de bases de datos de pérdidas, daños o efectos ocasionados por emergencias o desastres. Ha sido creada por la Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina (LA RED).

A la luz de DesInventar me permito hacerle un recorrido por el siglo pasado. Dividido en décadas, se registra que de 1900–1910, mientras se introducía el ferrocarril grandes epidemias, plagas de chapulín, torrenciales lluvias y erupciones se hicieron presente a lo largo y ancho del país.

De 1910–1920 ya existían los periódicos, y la información existe, el principal evento fue la erupción del complejo volcánico de San Salvador, cuya actividad se activa en todo el 1917; su culmen fue el 7 de junio de ese año, luego de un terremoto que devastó varias ciudades, incluyendo la capital. En el campo político ya se definen responsabilidades ministeriales. Las inundaciones y deslizamientos también destacaron.

Entre 1920–1930 se introduce la radio que revoluciona la sociedad. En junio de 1922 se inundaron los distinguidos barrios La Vega y Candelaria, los volcanes de Izalco en Sonsonate y Chaparrastique en San Miguel competían y hacían de las suyas con sendas erupciones. Los niveles de alerta en la zona propiciaron emigración.

Entre 1930–1940, las tormentas eléctricas continuaron y sus derivados desastres, los acontecimientos sociales políticos acechaban de forma paralela; destacan los terremotos de San Vicente en 1936 y en 1939. La tormenta tropical de 1934 dejó en crisis el país.

De 1940 a 1950 destacan los incendios pajizos, la mayoría de las víctimas fueron niños que quedaban a merced del fuego o de la vela del santo. La mayoría de la población vivía en la ruralidad y en condiciones de pobreza, en contraste la “República del Café” entra en apogeo.

1950–1960. En mayo de 1951: San Miguel y Usulután fueron abatidos por dos terremotos, dejando en ruinas a Jucuapa y Chinameca y poblados aledaños; las enfermedades como la tos ferina, tifoidea, poliomielitis y otras hacían de las suyas. Se concluye la carretera Panamericana, se inaugura el Zoológico Nacional, entre otras infraestructuras importantes aún.

1960–1970.Para los 60 éramos 2 millones 500 mil habitantes. Un terremoto en 1961 deja a 50 mil personas sin hogar en los departamentos de San Salvador y La Paz. Como consecuencia, al igual que en los terremotos anteriores, se crearon asentamientos humanos que luego se convirtieron en zonas marginales permanentes. El volcán de San Miguel hizo erupción.

1970–1980. Los huracanes Fifí y Frederick golpearon con su fuerza a Centroamérica, provocando inundaciones y millares de damnificados. Nótese ya un alcance de Región.

1980–1990. La información periodística es muy oportuna y es la base de DesInventar. La colonia Montebello en San Salvador es soterrada por un deslave del volcán de San Salvador. En 1986 un terremoto sacude y destruye parcialmente el sur y centro de la capital y se constituye el COEN como entidad rectora para afrontar emergencias.

1990–2000. Los desastres derivados de las lluvias, la explotación de los recursos naturales y la contaminación sellan el siglo.

Y seguimos cantando versos populares y contar se queda corto en este país donde los desastres y pérdidas son abundantes, y en la medida en que existe la información se alimenta la base de la memoria histórica. DesInventar contribuye a observar las transformaciones y a no olvidar un pasado marcado por la vulnerabilidad ambiental y social. Le animo a que le consulte.

Periodista especializada en

turismo y desarrollo local