Ya pueden conducir vehículos las mujeres en Arabia Saudita

Arabia Saudita tiene mucho camino por andar, desde abolir los velos sobre el rostro hasta dejar de tratar como esclavas a mujeres que contratan en otros países de Asia pero que no pueden volver sin que se les autorice.

descripción de la imagen

Por

28 June 2018

Las mujeres podrán conducir vehículos a partir de esta semana en Arabia Saudita, un paso esencial en ir modernizando el reino, una de las sociedades más cerradas del mundo.

Pero, como dicen las mismas beneficiadas, el gran obstáculo son los hombres, en su mayoría muy aferrados a usos y creencias medievales o, como también se dice, cavernarias.

Agredir a mujeres conductoras es un riesgo, lo que ha llevado al Reino a imponer severos castigos a quienes ataquen o en alguna forma violenta impidan a mujeres conducir. Y en algunos casos son miembros de las propias familias de las conductoras quienes lo oponen.

“No podemos seguir siendo el único país del mundo donde la mujer no conduzca automóviles”, declaró una entrevistada.

El problema se da en todas las culturas y pueblos: como superar usos, costumbres y creencias que chocan con la modernidad y son grilletes a las libertades humanas, tabúes más usuales en África y Asia que en nuestro Hemisferio.

Un ejemplo de tales absurdos, vigente en prácticamente toda Asia, es tener que quitarse el calzado para entrar en templos, lo que no es tan molesto en Turquía, donde el forastero puede ponerse chinelas encima de sus zapatos, pero en un polvoriento templo hindú, donde se ve gente que sufre enfermedades en las piernas, forzar a que los visitantes se quiten zapatos es muy arriesgado.

Arabia Saudita tiene mucho camino por andar, desde abolir los velos sobre el rostro hasta dejar de tratar como esclavas a mujeres que contratan en otros países de Asia pero que no pueden volver sin que se les autorice, lo cual es como una condena de cárcel.

La India en tal sentido era más retrógrada con su sistema de clases, que repetía las oleadas de sucesivos invasores colocando en la base de la pirámide a los habitantes originales, convertidos en intocables. Y a ello, como se describe en “La vuelta al mundo en ochenta días”, de Julio Verne, se agregaba la costumbre de quemar vivas a las viudas para que acompañaran al difunto en el más allá, una barbarie que los ingleses anularon.

Los execrables feminicidios

parte del belicismo

Desconcierta a todo viajero occidental en Asia que para decir “sí” ellos mueven la cabeza de lado a lado, y para decir “no” mueven la cabeza de arriba abajo...

El caso de Malala, una joven de 21 años, que lideraba un movimiento estudiantil para dar a la mujer iguales oportunidades de educarse que los hombres y que fue agredida a balazos que le desfiguraron el rostro, comprueba el largo camino que la mujer tiene aún que recorrer, sobre todo en países como Afganistán, donde hace muy poco asesinaron a una señora por salir sola de su casa al mercado, además de la costumbre de casar por la fuerza a niñas con hombres que nunca han visto.

Las salvadoreñas son en tal sentido afortunadas, pero están bajo la amenaza de las pandillas, de lo cual ha informado ampliamente El Diario de Hoy en los últimos días.

Nuestra sociedad ha sido estremecida por los feminicidios que han venido teniendo lugar, que también son parte de la herencia de la guerra desatada sobre el país en los años 80, una herencia de barbarie y desprecio por la vida; hasta para robar un celular matan.