Obispos y sacerdotes impidieron una masacre en Masaya

En el último incidente de Nicaragua, los paramilitares orteguistas iban preparados para hacer una matancinga en Masaya, pero los detuvo un cuerpo de obispos y sacerdotes, con el Santísimo en alto, que cerraron el paso a los escuadroneros.

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26 June 2018

El oficialismo efemelenista no tiene ninguna vergüenza en respaldar a Ortega en su represión, que ha costado la vida de más de doscientas personas, entre ellas un bebé de año y medio, como tampoco vacila en apoyar la narcodictadura venezolana pese a los sufrimientos que causa a la población, que está sin servicios médicos de ninguna naturaleza y además se ve forzada a buscar comida en los basureros.

En esto cabe la pregunta de si los dirigentes del efemelenismo estarían dispuestos a sufrir iguales penurias si les tocara, más con lo bien comidos que están ahora, bien comidos, bien alojados, bien servidos y bien forrados en sus bolsillos.

Se dice que todo gira alrededor de la droga, sostén del chavismo, como a su vez del castrismo y de la red de países vinculados. Y la droga es lo que infecta a la región y muchas zonas de México y Estados Unidos.

En el último incidente de Nicaragua, los paramilitares orteguistas iban preparados para hacer una matancinga en Masaya, pero los detuvo un cuerpo de obispos y sacerdotes, con el Santísimo en alto, que cerraron el paso a los escuadroneros.

El uso de la violencia y el terror es el inveterado recurso de despotismos, grupos conspirativos, marxistas y mafias. Es el arma del dictador Erdogan de Turquía y fue de la extrema izquierda en El Salvador, que iniciaron secuestrando y asesinando, sea directamente o echando mano de los llamados “comandos urbanos” que no eran más que escuadrones de la muerte.

Recordemos cómo el ahora beato Monseñor Óscar Arnulfo Romero reclamaba a tales grupos la ocupación continua y sacrílega de los templos, que desecraban en toda forma hasta la matanza de los fieles que acudieron al entierro de Romero, parte de la estrategia de provocar un chamorrazo en el país.

El uso del terror es lo que mantiene, hasta el momento, a Ortega en el poder en Nicaragua: son más de doscientos los muertos y se está pasando de ataques sin gran coordinación a operativos contra estudiantes, ciudadanos y cualquier grupo que se rebele.

Y fue el terror el arma de Trujillo en la Dominicana y de los dictadores centroamericanos, como obviamente de los déspotas de los países que formaron la Unión Soviética, despanchurrada por su miseria moral y su fracaso económico, lo que está pasando en El Salvador.

La economía nicaragüense sigue resquebrajándose

¿Puede un régimen como el de Nicaragua sostenerse sentado sobre bayonetas? Hasta el momento el Ejército nicaragüense se ha mantenido al margen pero no intervenir es siempre un alto riesgo, ya que implicaría ser partícipes, por omisión, de la tragedia que se vive en estos momentos y que afecta a todos los sectores, como lo comprueba que cada día que pasa hay menos quesos procedentes de Nicaragua en los mercados de la región.

Y menos quesos significa menos trabajo en Nicaragua, menos ingresos para todos los sectores económicos, lo que desata una cascada de consecuencias negativas en todos los sentidos, las que a su vez afecta la economía de los países que comercian con ellos.

Los castristas se sostienen con sus bayonetas pero también con el anillo a su alrededor de la marina estadounidense, que igualmente impide salir como entrar. Pero esa dictadura es una cosa, un recipiente cerrado, y la nicaragüense otra.