Jorge Villacorta cuestiona posible alianza entre Bukele y el CD

El fundador de Cambio Democrático aborda los rumores sobre una probable candidatura de Nayib Bukele a través de su partido, a la vez que relaciona al exalcalde con fenómenos populistas en América Latina y confiesa su preocupación al respecto.

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Jorge Villacorta, fundador de Cambio Democrático. Foto/ Ricardo Flores

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21 June 2018

El partido Cambio Democrático (CD) ha fijado el 30 de junio como fecha límite de inscripción de precandidaturas presidenciales. En este contexto y de cara a 2019, el rumor de una alianza con Nayib Bukele, cuyo partido en formación posiblemente no cumpla con los plazos de ley para convocar a primarias y llevar a un contendiente por sí solo, despierta distintas preocupaciones en Jorge Villacorta, uno de los líderes históricos del CD.

En esta entrevista, el fundador del CD y de sus partidos antecesores -aquel proyecto de Convergencia Democrática que lanzó a Guillermo Manuel Ungo a la elección presidencial de 1989 o a Rubén Zamora a la de 1994, o del Centro Democrático Unido que promovió la candidatura de Héctor Silva en 2003- comparte distintas inquietudes.

De hecho, a lo largo de la entrevista se hace preguntas sobre el proyecto de Bukele sin encontrar respuestas claras y advierte, de forma clara y reiterada, el peligro que representan los proyectos individuales y populistas frente a partidos tradicionales deteriorados, como ha ocurrido en distintos países latinoamericanos y europeos que Villacorta menciona.

 

 

¿Hay un deterioro preocupante de los partidos políticos en El Salvador?

En general, todos los partidos políticos en América Latina están en cuestionamiento -y en Europa también. Cuando uno mira las encuestas, los menos favorecidos son los partidos políticos y las asambleas legislativas en general. Pero en comparación a otras situaciones en Centroamérica, es evidente que los partidos políticos de El Salvador tienen una institucionalidad, una vigencia de más largo plazo, una estructura que les permite ser distinto al caso de Guatemala, por ejemplo, que son una especia de clubes. Ahora, no hay ninguna duda sobre el deterioro de los partidos en El Salvador -la gente cuestiona la partidocracia- y por eso surgen fenómenos de gente antipartido, con una mescolanza de populismo, que responde a esa actitud de la ciudadanía que con toda razón critica al sistema de partido y la forma en que los partidos operan.

¿Se refiere al proyecto de Bukele?

Sí, vamos a ver hasta donde se llega. Por primera vez vamos a ir a una elección de tres- el señor Saca no logró ser un tercer competitivo. Pero ahora las encuestas indican lo contrario. No tengo dudas que Nayib inscribirá su partido, pero también me parece que por razones legales no pueda ser candidato por su partido, sino que lo será por otro partido. Todos los rumores dicen que es por Cambio Democrático, que es una mezcla de social cristianos y social demócratas desde sus orígenes, de tal manera que su partido sea legalizado y después hagan coalición seguramente con banderas separadas. Digo con banderas separadas porque el señor Nayib estará apostando a 2021 y necesitará ir ganando esos espacios y ese posicionamiento en la opinión pública.

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Como fundador de Cambio Democrático, ¿cómo ve la posibilidad de que su partido se convierta al final un partido taxi del proyecto del exalcalde?

Creo que habrá gente que estará dispuesta a eso, no sé hasta dónde habrá avanzado en las negociaciones o qué cosas podrá haberle ofrecido Nayib y compañía. El CD lo que tiene es la tarjeta de circulación y las placas; no hay una estructura territorial. Lo que sí tiene el CD es que está inscrito, que tiene la posibilidad de llevar candidato.

Pero en términos de ideología o del planteamiento programático, ¿sería coherente una alianza con Bukele? El secretario de Nuevas Ideas dijo que no es la ideología un factor de cohesión en esa agrupación.

Es que según el mismo señor Bukele -por lo menos lo que yo he escuchado en algunos discursos de él- ellos no tienen nada que ver con ideologías, que ahí cabe todo mundo y que las nuevas ideas son las que la gente quiera. Él insiste en medidas concretas, entonces viene la pregunta: ¿cómo va a resolver el problema de la seguridad? ¿Va a ir a diálogo con las pandillas o va a seguir con los mecanismos de represión? ¿A qué lo acompañará el CD frente a eso? ¿Y el tema fiscal? ¿Cómo va a resolver el problema de cubrir deudas privadas de eurobonos en los primeros dos años y en total va a necesitar casi $5,000 millones en los cinco años de gobierno? Por otro lado, el señor Bukele genera muchas dudas respecto a lo que pretende.

¿En qué sentido?

Él es una persona que todo lo plantea con su propia figura, no queda claro en qué consiste Nuevas Ideas. Hay algunas cosas que él dice que hacen que la gente se preocupe. Cuando dice “bueno, 200 mil personas quieren que yo sea candidato de mi partido y por consiguiente así debe ser”, ¿pero y si la ley te lo impide? “Bueno, la ley no importa porque el interés es de 200 mil personas que lo quieren”. Ahí entra uno en duda: ¿a qué Estado de derecho se refiere el señor Bukele cuando dice que él comparte el Estado de derecho? ¿A qué Estado de derecho se refiere? ¿Democrático? Porque estados de derecho, Hitler tenía uno, también Mussolini, Chávez, Maduro... ¿Democrático? Ah, esa es otra cuestión. Estados de derecho pueden tener todos, como en Nicaragua tiene Ortega uno.

¿Eso es democrático? Esa es la gran pregunta. Estos son cuestionamientos que van a estar surgiendo y que seguramente al interior de Cambio Democrático lo verán, porque no es solo la comisión política la que evaluará, sino también los miembros del consejo nacional.

¿Son dudas que se tienen que resolver antes del 30 de junio cuando vence el plazo de inscripción de precandidaturas?

Sí, esto días deben resolverse si no es que lo han resuelto ya porque la rumorología es que ya lo arreglaron. Si eso fuera cierto, pues simplemente el 30 se va a inscribir en el partido y el partido luego lo elige como candidato.

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Usted menciona la figura de Bukele al referirse a la antipolítica y al populismo. ¿Debería preocupar esta situación?

Es preocupante porque depende de qué entendemos ese tema de populismo. Populismo en Europa existe, pero está basado en partidos conservadores opuestos a las minorías -esa es una forma. El señor Trump es el resultado también de una forma de un populismo racista, antimigrantes. Aquí estamos hablando también de antipolítica y por tanto de populismo. ¿Cuáles son los elementos que plantea Nuevas Ideas? No sabemos. Bukele señala hechos de la alcaldía de San Salvador, pero otros preguntan a qué costos. Dice que puso una nueva iluminación en la ciudad; sí, ¿pero cómo hizo el contrato? Dice que tiene el mejor mercado de Centroamérica; sí, ¿pero ese mercado qué es? ¿Es un centro comercial? ¿Un lugar de comidas? Porque lo planteó como que iba haber 700 puestos para las personas que estaban en la calle y no hay ni una persona de las que estaban en la calle.

O sea que hay una serie de cuestionamientos que seguramente van a surgir en la campaña. ¿Cómo coordina Cambio Democrático la ideología, el planteamiento social demócrata de los contenidos históricos con los planteamientos que vendrán de Nuevas Ideas? No lo sabemos, pero no va a ser fácil; como no es, en ningún lado fácil, cuando uno construye una coalición o un arreglo basados solamente en intereses, sin una verdadera mezcla de intereses con concepciones políticas, con proyectos políticos. No necesariamente deben ser concepciones ideológicas, eso lo puedo entender, pero proyectos políticos concretos sí debe haber.

¿Hay algo que a usted le preocupe o le atraiga de una alianza con Nayib Bukele?

A mí me preocupan los proyectos personales, cuando alguien asume todo. Me recuerda a Hitler, a Mussolini, a Chávez, a este tipo de proyectos individuales de alguien como Fujimori o del mismo Correa, que surgen frente a crisis terribles de los partidos históricos como el APRA en Perú o los adecos o demócrata cristianos en Venezuela. Y surgen como figuras individuales y quizá a mí me preocupa cuando son proyectos de personas que se presentan como mesías. Puede ser que Nayib no sea eso, pero hasta ahora genera esa imagen. Pero obviamente el señor tiene toda la oportunidad de demostrar qué realmente está plantenado si es candidato. Mi preocupación es esa, adónde va a llevar (su proyecto) si todo está concentrado en las ideas de una persona. ¿Cuál es el equipo que lo rodearía para su proyecto? ¿O es una visión específicamente de una persona?

Aquellas cosas de una sola persona me preocupan, me dan esas visiones de ese iluminado. Y en América Latina abundan; tiene usted a Maduro, tiene usted a Chávez, Daniel no tanto pero mire los resultados. Correa, Fujimori eran eso mismo con alguna diferencia; Fujimori era el rector de la universidad agraria más importante de Suramérica, se trataba de un intelectual y de un ingeniero agrónomo de un enorme prestigio académico. Correa era alguien graduado con un doctorado en una de las principales universidades inglesas. O sea, está hablando de un tipo de persona de ese corte y a pesar de eso ahí están los problemas a los que llevaron a sus países.

¿Y cuál es su apreciación sobre los casos de probidad de Bukele, particularmente de no haber declarado ingresos que provenían de contratos con el gobierno?

Eso también es importante pero veremos lo que se prueba. El problema de lo legal es que una cosa es la verdad que usted puede ver y la otra cosa es la verdad jurídica. El señor Funes es muy claro en decir “denme un recibo; ¿cuándo he firmado un cheque; ¿dónde está una propiedad que esté a mi nombre?”. Él no dice “no lo hice”; él dice “pruébemelo”. Esos señalamientos al señor Bukele pueden surgir ahora y habrá que ver cómo se van a trasladar a la esfera judicial. El fiscal tiene que llevar ya no indicios, sino pruebas. La Corte Suprema de Justicia plantea indicios que los manda a la Fiscalía, pero la Fiscalía tiene que convertir los indicios en pruebas.

Toda esa parte falta. Como sea, afecta la imagen por todo ese cuestionamiento de que no pagó los impuestos correspondientes. Esas cosas, para un líder, afecta; pero mire, en los esquemas populistas o como se plantea él, para la gente no importa. Para los que están con él o aspiran con él dicen que no importa, que ya probaron con Arena y que fue un desastre y que con el Frente también fue un desastre. “Hombre, tal vez con este” dicen. Entonces, está esa actitud de decir “no importa”, en la medida en que se agarran de alguien que está en contra de los partidos y de la institucionalidad que no ha resuelto.