Histórica y antropológicamente las sociedades antiguas se caracterizaron por ser patriarcales e injustamente discriminatorias con el género femenino. Es así como se iniciaron y posteriormente se fueron perpetuando las desigualdades de género. Esto sin duda influyó en forma muy negativa en la conformación de la imagen que adquirió el hombre como padre de familia: este se convirtió en un ser dominante, irrefutable en la toma de decisiones e inequívoco en sus acciones. Error craso. Pero aceptado, promovido y lamentablemente heredado desde muchas sociedades, como la romana de hace 2,000 años, en donde se defendía el papel del Pater Familias, quien tenía dominio legal del hogar y potestad categórica de cada uno de sus miembros.
Con esta imposición histórica equivocada, se conformó la teoría errónea que suponía que los hombres no tenían la capacidad emocional de formar lazos reales de apego con sus hijos. Entendiendo por “apego” ese vínculo emocional que desarrolla el niño con su padre, madre o en ausencia de ellos, sus cuidadores inmediatos. El desarrollo adecuado de este “apego” le proporcionará al niño la seguridad emocional necesaria para un buen desarrollo de su personalidad.
Esta forma de pensamiento originó una serie de desafortunados mitos y conceptos erróneos, que se han propagado a través de la historia, estos son algunos: “Los hombres no tienen la capacidad de involucrarse efectivamente con las necesidades emocionales de sus hijos”, “si se involucran, lo más probable es que causen daño”, “los padres no saben cuidar de sus hijos”, “los padres quieren menos a los hijos” y así la lista ha ido creciendo y con seguridad todos tenemos en mente nuestro propio mito equivocado o algún nuevo concepto erróneo al respecto.
Son erróneos, no solamente porque generalizan los sentimientos y las actitudes de los padres, haciéndolos totalmente incapaces de desarrollarse como buenos padres de familia, sino que también porque los estudios recientes demuestran que los padres pueden desplegar buenas relaciones y un excelente apego hacia sus hijos, sin embargo cuando no lo hacen los resultados en los hijos en particular y en la familia en general son cuando menos, desastrosos.
Es siguiendo esa línea de pensamiento y presentando los nuevos descubrimientos sobre el tema, que la doctora Ashley Consentino, miembro de la Asociación Americana de Consejería, desarrolla los hallazgos en el artículo “Viendo a los padres como figuras de apego”, publicado en la revista Counselling Today de septiembre de 2017.
La doctora Consentino manifiesta que el concepto erróneo moderno más difundido es que los padres que viven con sus hijos están “siempre presentes” en los aspectos de ellos y que aquellos divorciados o que no conviven con sus hijos están “siempre ausentes” de sus necesidades. Esto se basa en la idea errónea de que los padres solo se involucran si están físicamente presentes. La realidad es que tenemos padres que regresan a casa todos los días, pero están totalmente ausentes de las necesidades de sus hijos o por el contrario padres que por trabajo pueden no vivir con sus familias, pero “están presentes” en todo momento.
Más aun, las investigaciones muestran que los hijos que crecen sin que sus padres hayan formado vínculos de apego son más propensos a cometer actos violentos, tienen embarazos no deseados durante la adolescencia, obtienen calificaciones menores en la escuela, sufren una menor autoestima y se desarrollen pobremente en aspectos de sociabilización cuando llegan a adultos.
Estos descubrimientos mueven las bases del conocimiento que se tenía a la fecha sobre el “apego paterno” y deben llamar a la reflexión a algunos sectores de la sociedad salvadoreña, que insisten en sostener un arcaico papel patriarcal dominante.
Finalmente nos recuerda sobre la necesidad de promover cambios en el paradigma de igualdad en el papel familiar de la mujer y del hombre, todo esto para la conformación de familias mejor equilibradas. Es en este mes del Padre que nos corresponde a los hombres reflexionar sobre este importante tema.
Médico y
Doctor en Teología