“Quiero mejorar a mi padre y a mi abuelo, que igualmente fue diputado”

El legislador arenero viene de una generación de políticos en su familia. Su abuelo, Arturo Magaña, por quien lleva su nombre, fue diputado constitucionalista, y es hijo de un legislador del Parlacen

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Arturo Magaña, hijo y nieto de diputados.

Por Eugenia Velásquez

16 June 2018

Arturo Simeón Magaña, un joven abogado que ahora es diputado de la Asamblea Legislativa, nació en 1992 justamente en el año en que su padre, quien fungía como diputado desde 1988, ayudó a construir la paz.

Magaña viene de una generación de políticos. Su abuelo, Arturo Magaña, por quien lleva su nombre, fue diputado constitucionalista.

Es hijo de un hombre que hizo cuatro periodos en la Asamblea Legislativa y actualmente lleva su cuarta gestión como diputado del Parlamento Centroamericano (Parlacen).

Magaña viene con una mente fresca al Congreso, pero con un legado que, asegura, marcará sus pasos en la política: seguir cuidando el honor de la familia, a través de la herencia de “la honradez”.

“Le heredé a mi familia, le heredé a mi padre esos valores, esos cimientos de generar acuerdos; él tiene relaciones amigables con la mayoría de las fuerzas políticas. Hoy yo quiero seguir esos pasos, quiero mejorar a mi padre y a mi abuelo, que igualmente fue diputado constituyente y fue gobernador político de Ahuachapán, Arturo Simeón Magaña; por él llevo el nombre. La familia ha dejado en Ahuachapán un legado”, afirma el novel diputado.

Dice que siempre es normal que un hijo vea en su padre un ejemplo a seguir y su desafío es perfeccionar la imagen que los ahuachapanecos y salvadoreños tienen de su familia que, de por sí, es un récord envidiable. En Ahuachapán su nombre es querido y valorado, asegura.

Magaña revive los momentos en que, desde niño y aún en brazos de su padre, incursionó en la política.

Ser diputado es un logro que adjudica al buen nombre de su familia, a la honorabilidad con que han actuado desde hace décadas, muestra de ello es el arrasador resultado electoral que su papá obtuvo en las últimas elecciones para el Parlamento Centroamericano: de 51,000 votos de los ahuachapanecos, 44 mil fueron para su padre.

“Admiro en mi padre la honradez, tiene años de haber sido diputado en la Asamblea Legislativa, ha estado en el Parlacen; en todos estos años de participar en política jamás nadie nos ha podido señalar ni nos ha podido decir corruptos, ni nos ha podido decir ladrones jamás, y pasan investigaciones de cualquier partido, nosotros estamos limpios. Eso le agradezco a mi padre, esa herencia de honradez que me está dando; igualmente le admiro mucho que lleva años tras años de estar en política”, reflexiona Magaña.

A cambio, su papá le retribuye con orgullo su ímpetu por seguir ejerciendo en la política.

“Nunca me imaginé (que fuera diputado), aunque su enorme amor al partido y su convicción de crítica constructiva siempre la tenía. Completamente orgulloso”, manifiesta el padre de Arturo Magaña.

En toda su trayectoria, su padre recuerda uno de los momentos que dejaron huella en su vida: haber participado del proceso de paz en 1992. Fueron cuatro años de ardua labor que dejaron en el papá de Arturo una enorme satisfacción, asegura.

Su hijo, aun siendo un novato, dice tener claridad de que ha llegado a la Asamblea a buscar consensos por los temas más sensibles para la población: salud, educación, empleo y mejores oportunidades para los jóvenes.

Dice que quiere romper con la “polarización política”, a la cual tilda de ser el “cáncer” que no permite los acuerdos. “Soy un diputado que nació en 1992, en el año de la paz, yo no viví la guerra; soy una persona con visión nueva, con ideas nuevas para rescatar al país”, argumenta Magaña.

Sueña con hacer del deporte un ícono de unión y de desarrollo para la juventud salvadoreña, de impulsar con mejores expectativas la ley del primer empleo, de buscar acuerdos en la Asamblea para liberar millones de dólares estancados para reactivar la caficultura, entre otras metas.

“Cuando hablamos de deporte nos ponemos la camisa de la Selecta y todos somo salvadoreños”. Así resume Magaña una de las estrategias que considera claves para lograr que en El Salvador los políticos de todos los colores puedan ponerse de acuerdo.