Mis seis papás

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Por Carlos Armando Lemus Bolaños

16 June 2018

Aunque siempre me he sentido un hijo consentido del cielo, fue durante la despedida final de mi querido Tío Camilo el pasado 16 de junio de 2017, que comprendí aún más la afortunada vida que Dios me ha regalado. He sido bendecido con 6 papás, 4 hoy son ángeles que me cuidan y continúan enseñando desde el cielo. El primero fue mi papá biológico. El segundo mi adorado abuelo Camilo de inmenso corazón, a quien ese día bautice mi papá consentidor, ya que cualquier cosa que en mi infancia yo soñaba el me la volvía realidad. El tercero fue mi tío Federico de mucha sabiduría que fue mi papá consejero. Era con quien platicaba y de quien recibí innumerables consejos y que llegada mi adolescencia tuve la dicha de yo también ser su confidente y amigo. El cuarto fue mi tío Camilo, un hombre de principios sólidos e intachables a quien he bautizado el papá divertido, pues por ser el de menor edad fue siempre con quien aprendí muchísimos juegos e inclusive dije mi primera palabra, gol, hoy muy apropiada con el mundial de fútbol que estamos viviendo. Seguro que desde el cielo está apoyando a la Albiceleste, su selección preferida. El quinto papá es doble, pues mi querida madre ha sido ambos, y el sexto por supuesto mi padre Celestial que siempre me acompaña. Crecí y sigo bendecido con una sobredosis de amor de todos mis parientes a quienes siempre les estaré inmensamente agradecidos. Un excelente equipo de trabajo. Tengo una maravillosa esposa que me ha regalado 3 bellísimos hijos que son mi motor y mayor motivación. Y por si esto fuera poco, un grupo de amigos espectaculares que son la familia que uno escoge.

Hoy día vivimos en una sociedad donde las carreras y presiones se han convertido en nuestra forma de vida. Vale la pena todos los días dar las gracias a Dios por tanta bendición que nos regala y valorar lo que realmente es importante. Tener salud, familia, y amigos no tiene precio. El trabajo por supuesto es importante y debe ser meta personal soñar en grande y mañana ser mejor que hoy, pero jamás alterar las prioridades. La familia es antes que el trabajo y si tenemos la facilidad de poder hacerlo, primero asistamos a un acto escolar de nuestros hijos que a una reunión de negocios. El ofrecer ayuda a un amigo o a quien lo requiera debe ser en el momento adecuado, pues es cuando se necesita y no cuando sea más cómodo para nosotros. El día que seamos llamados al cielo ninguno querrá haber pasado más tiempo en el trabajo que con la familia y con los amigos queridos. Y la vida como todos sabemos se va demasiado rápido para dejar el dar amor a nuestra gente y a quien lo necesite para mañana.

El Salvador indudablemente vive una etapa complicada, llena de retos. Claro está que debemos trabajar inteligentemente para salir aún más fortalecidos, pero el principal y primer ingrediente clave es la actitud, pues determina como reaccionamos a las situaciones que se nos presentan. Nuestra fe e inquebrantable determinación debe ser tan fuerte que nada ni nadie nos haga dudar que triunfaremos y que nuestra paz sea robada.

Si nosotros valoramos de forma permanente a nuestra familia y amigos es indudable que nos sentiremos inmensamente dichosos y mejorara nuestra actitud hacia todo en la vida. Debemos siempre ver el vaso medio lleno, buscar las oportunidades y enfocarnos en las soluciones. Evitemos quejarnos para continuar propagando el espíritu de negativismo que se vive en nuestro querido país. No hay tiempo para guardar rencores ni vivir en el pasado. Seamos agentes de cambio positivo.

Tomemos responsabilidad por nuestros actos, aprendamos de nuestros fracasos, y seamos humildes con los éxitos. Demos el valor que se merece Dios, nuestra familia, amigos y trabajo para ser felices y poder construir un mejor El Salvador.

Empresario con Doble

Licenciatura Finanzas y

Mercadeo The University

of Texas at Austin