Todas las mañanas te levantas y tienes dos opciones: tomar un vaso con agua transparente u otro con agua oscura; ese es un parafraseo del humanista, Billy Grace, autor del Libro Moviendo La Roca. Grace hace alusión a que para cada situación compleja siempre hay esperanza.
Los centros de alcance es una metodología de prevención de violencia que es impulsada por la implementadora estadounidense Creative Associates International, Inc. y surge como respuesta a situaciones de este tipo en Guatemala, que a su vez fue inspirada en una experiencia de Jamaica. Estos centros de alcance son espacios donde los jóvenes en riesgo social pueden formarse en conocimiento, valores, arte, deporte, fomento de liderazgo y en general habilidades para la vida. En El Salvador existen desde 2008 y han logrado establecerse en 166 territorios; su lema es “Por mi barrio, mi segunda casa”.
Estos centros también se caracterizan por movilizar voluntariado, iglesias socias que son esenciales; además participan organizaciones comunitarias, empresa privada y gobiernos locales entre otras entidades interesadas en dar esperanza, estos son los socios claves. La columna de funcionamiento recae en un coordinador/a que es casi siempre un joven de la misma comunidad. Este se vuelve la persona más cercana a los beneficiarios. Miles de jóvenes desde hace una década han sido transformados en el seno de un centro de alcance.
Historias conmovedoras se mueven es este contexto; muchachos que han sido rescatados de la esquina, de las garras de las pandillas e involucrados en un esquema de valores, solidaridad y disciplina.
Los centros de alcance están en la mayoría de departamentos, en 23 municipios del país, pero la metodología también ha dado frutos en Honduras y Guatemala. Lo mejor es que el impacto de estos centros es notable y la inversión sostenible por los mismos actores comunitarios. Para el caso, en la occidental Chalchuapa de Santa Ana el índice de violencia se redujo sustancialmente, luego que se instalaran estratégicamente diversos centros de alcance acompañados por iglesias protestantes y católica, las imágenes de los municipios cambian, el acceso a las comunidades se facilita.
No importa el color político del gobierno local, la experiencia en la mayoría de municipios es que las autoridades edilicias los apoyan porque pueden reconocer los resultados de estas intervenciones. Entonces, la prevención llega desde lo local, desde el “corazón de la comunidad”.
En este contexto, suceden cosas, como: “Es la primera vez que me celebran mi cumpleaños”, dice un joven beneficiario de 15 años, “en los Centros de Alcance algunos escapan del maltrato en casa o mejoran sus notas o vuelven a la escuela”, dice un coordinador. “Aquí se le arrebatan candidatos a las pandillas”, dicen otros involucrados en el programa que ya ha impactado en más de 50 mil jóvenes. La figura de la persona coordinadora es clave, en ocasiones se vuelven “hermano mayor”, “padre”, “madre” o “amigo del alma”.
El color celeste “Centro de Alcance” ya se ha vuelto característico, sostenerlo es una tarea titánica para quienes tienen confianza y creen en este programa, aun así la inversión en este modelo de prevención se queda corto versus las secuelas de la violencia, que a diario arrebata la vida de 8 a 10 personas y desaparece a un promedio de 7, en su mayoría jóvenes.
Los centros de alcance están en las áreas rurales y urbanas, se han vuelto lugares seguros; y no todo es color “celeste”, entre sus desafíos, son los recursos, la misma inseguridad, el estigma por ser para una población joven, los cambios de gobierno que implica desfase de procesos en algunos casos. en fin, cada centro de alcance tiene su historia, sus propios logros y desavenencias, pese a ello, se han ganado el respeto, incluso de las pandillas, y en el paisaje comunitario son lugares neutrales.
Entonces, volviendo a Grace, el Centro de Alcance es una alternativa como el “agua transparente” para millares de jóvenes que viven en comunidades asechadas por la violencia y estigma.
Esta información resume una Sistematización de Experiencia que tuve el privilegio de realizar junto a un equipo de profesionales durante aproximadamente un año, que nos permitió acércanos a este modelo de esperanza. “Por Mi Barrio, Mi Segunda Casa”.
Periodista especializada
en turismo y desarrollo local.
Colaboradora de
El Diario de Hoy