Los seres humanos necesitamos agradecer a Dios por cada uno de los dones maravillosos que inmerecidamente recibimos. Uno de ellos es el de la lectura. La lectura es una actividad que consiste en interpretar y descifrar, mediante la vista, el valor fónico de una serie de signos escritos. La lectura no solo proporciona información, sino que forma (educa) creando hábitos de reflexión, análisis, esfuerzo, concentración... también recrea, hace gozar, entretiene y distrae. Una persona con hábito de lectura posee autonomía cognitiva, es decir, está preparada para aprender por sí mismo durante toda la vida. Sin embargo, una encuesta realizada por el Centro de Opinión Pública (COP), de la Universidad Francisco Gavidia (UFG) reveló lo siguiente: Un 51.15 % de la población salvadoreña asegura nunca haber leído un libro completo en su vida; casi la mitad de los salvadoreños (48.75 %) afirma no haber visitado nunca una biblioteca; el 33.30 % dice que no lee porque no tiene tiempo y un 20.10 % rechaza la lectura por considerarla aburrida”.
El aburrimiento que expresan algunos de los encuestados podría deberse en gran manera a la enorme influencia que los medios electrónicos ejercen en nuestros días. En 2008, el Dr. Gary Small, profesor de psiquiatría de UCLA, llevó a cabo una investigación sobre los cambios neurológicos derivados del uso de internet. “La extensa actividad en los cerebros de los navegantes en internet manifiesta que la concentración sostenida, propia de los lectores de libros, resulta difícil”. Según el Dr. Isauro Blanco, “la sobre estimulación visual producida por medios electrónicos causa que el cerebro del niño o del joven, sientan aburrida la lectura”, razón por la cual se recomienda que los padres de familia regulen el tiempo de exposición a estos medios.
Los padres de familia necesitamos estimular los hábitos de lectura en nuestros hijos. Algunas sugerencias acerca de cómo estimulares a que adquieran el hábito de la lectura son: 1) Sensibilizarles a valorar sus beneficios, expresándoles palabras tales como: “es para tu conocimiento, para cultivar la inteligencia, la lectura es la puerta para el aprendizaje en tu vida. 2) La lectura debe realizarse en forma natural y agradable, no debe ser por obligación o castigo. 3) Las lecturas deben ser interesantes, atractivas; 4) El tiempo de lectura lo debe establecer el niño o el adolescente. “Es preferible que quede con hambre y no saturado”.
Cuando los niños son aún bebés, se recomienda que los padres les lean en voz alta, aunque aún no entiendan. Como abuelo he disfrutado mucho el que tanto mi hija y yerno, les han leído a mis nietecitas en voz alta y con entonación. Luego las niñas han tomado sus libros y al ver las figuras imitan la entonación de sus padres, estimulando así el deseo por la lectura.
Pero lo más importante al desarrollar los hábitos de lectura, es que la misma sea provechosa. Estoy convencido de que me existe lectura más provechosa que la Biblia. Los niños pueden iniciar leyendo historias bíblicas ilustradas, pero gradualmente será importante que empiecen a leer la Biblia. El estadista y abogado de los Estados Unidos Daniel, Webster, (1782-1852) expresó: “Si hay algo en mis pensamientos o estilo algo que merezca reconocimiento; el crédito lo debo a mis padres por haberme enseñado desde pequeño un amor por las Sagradas Escrituras”.
El Apóstol Pablo admiró lo siguiente de su hijo en la fe Timoteo: “y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús”. (2ª Timoteo 3:15) Tanto su abuela, como su madre le habían instruido en aquella lectura que tendría el mayor de tos los beneficios, impartirle sabiduría para comprender el maravilloso mensaje del Evangelio de Salvación, por fe en la obra completa y perfecta realizada por Nuestro Señor Jesucristo en la Cruz quien, a través de la misma, nos ofrece el perdón completo de nuestros pecados, nacer de nuevo a una nueva vida transformada y la seguridad de la eterna salvación de nuestras almas.
Mi oración es que todos los salvadoreños, adquiramos el buen hábito de lectura, pero sobre todo la más beneficiosa de todas, la de la Palabra de Dios.
Pastor de Iglesia Cristiana
Cimiento Estable