Un bloqueo ilegal e inhumano

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Por Ahmed Mohamed Al-Horr

05 June 2018

Hace exactamente un año, el 5 junio del año 2017, la atención de los medios de comunicación y de la comunidad internacional se trasladó al Golfo Arábigo, debido a la decisión de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Bahréin de romper relaciones con el Estado de Qatar. La ruptura unilateral de las relaciones llegó acompañada de un cruel bloqueo que persiste hasta hoy. El bloqueo llegó desde un inicio de manera sorpresiva, sin que hubiese existido un diálogo gubernamental previo, y sin que existiese una sola justificación sólida que sostuviera o diera lugar a tan drástica decisión.

El bloqueo que sufre mi país Qatar, es absolutamente ilegal e inhumano y no solo afecta al aspecto económico debido al cierre de fronteras terrestres, aéreas y marítimas, sino que también viola Derechos Humanos básicos como el trabajo, la educación, la libertad de circulación y la libertad de expresión. Al producirse la ruptura de relaciones, los países impulsores del bloqueo otorgaron un plazo máximo de 48 horas a nuestros diplomáticos para abandonar sus puestos, prohibieron a ciudadanos Qataríes la entrada a sus Estados y concedieron únicamente 14 días a los Qataríes residentes para abandonar el territorio, alegando razones de seguridad. Esto constituye una vulneración flagrante a los derechos de estas personas únicamente por el hecho de ser Qataríes, obligándolas a abandonar sus estudios, trabajos, familias, etc. ¿Es posible dejar toda una vida en 14 días?

Sabemos cómo Qataríes, que las verdaderas razones que subyacen en este conflicto internacional son de carácter mucho más profundo y para llegar a comprender la situación hay que ser muy conscientes de que en el mundo árabe existen dos posturas antagónicas a la hora de entender la realidad y de afrontar el futuro:

Por un lado, la postura arcaica de los países del bloqueo como Arabia Saudí y EAU, apuestan por la perpetuación de un sistema basado en principios arcaicos, la obediencia absoluta y la falta de cuestionamiento, para mantener un poder que resiste a adaptarse a la realidad del siglo XXI. Por otro lado, la postura del Estado de Qatar sostiene que “el progreso debe de estar trazado en una visión moderna y claramente tolerante y una actitud abierta a la creación de nuevas oportunidades”. La posición de mi país Qatar es apostar por el diálogo como la única salida para solucionar el conflicto, pese a la dureza, a la ilegalidad del bloqueo y a todos los intentos realizados por interferir en nuestra soberanía y autonomía.

El Gobierno Qatarí no ha tomado ninguna represalia contra los países gestores del bloqueo y ha trabajado en todo momento para lograr una solución pacífica. Sabemos que ante una situación como esta, nadie saldrá beneficiado y por tanto es necesario lograr una pronta solución de este bloqueo que viola todos los convenios y principios de los Derechos Humanos.

Esta medida afecta también a los más de 13,000 ciudadanos de Arabia Saudí, Bahréin y Emiratos que residían en Qatar y que, bajo presión de sus países de origen, tuvieron que optar a abandonar sus residencias en Qatar – el Estado de Qatar, no presionó a ninguna persona a abandonar o quedarse. En el Comité Nacional de Derechos Humanos de Qatar, se han recibido a la fecha más de 4,000 denuncias de violaciones. Dicha cifra también es manejada por organizaciones internacionales como Amnistía Internacional, Human Rights Watch o el alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU.

Es necesario pues, que los países hermanos y amigos comprueben la exactitud de los hechos que transmiten en los medios de comunicación como resultado de esta campaña maliciosa en contra de Qatar, así como también reconocer y valorar la gravedad de este asunto para la estabilidad y seguridad de la región.

Encargado de Negocios.

Embajada del Estado de Qatar.