El diálogo nacional que busca detener la crisis sociopolítica que se ha cobrado casi 100 vidas en Nicaragua no se puede reanudar mientras haya represión, informó ayer la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), que actúa como mediadora entre el Gobierno y representantes de la población civil.
A pesar de que el Gobierno se comprometió en el diálogo nacional a detener la represión hacia las personas que protestan contra el régimen de Daniel Ortega, la Policía Nacional y fuerzas de choque oficialistas persisten en sus ataques hacia la población, lo que dejó al menos 15 muertos en las últimas 12 horas, que se suman a las 83 víctimas reportadas por Amnistía Internacional desde el pasado 18 de abril.
“Los obispos de la Conferencia Episcopal condenamos todos estos actos de represión de parte de grupos cercanos al Gobierno y queremos dejar claro que no se puede reanudar la mesa del diálogo nacional mientras al pueblo de Nicaragua se le siga negando el derecho a manifestarse libremente y continúa siendo reprimido y asesinado”, resaltaron los obispos en un comunicado emitido al amanecer de este jueves.
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El diálogo nacional entre el Gobierno y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia -que aglutina al sector privado, sociedad civil, estudiantes y campesinos-, está suspendido a la espera de su reanudación por la falta de acuerdos entre los interlocutores pro y anti Gobierno en temas importantes como la democratización de Nicaragua.
Una Comisión Mixta conformada por 3 representantes del Gobierno y 3 de la Alianza acordó en días recientes retomar el diálogo para hablar de los temas que le interesan a Ortega, basados en la economía, y el que le interesa a la población, como es la “democratización” de Nicaragua, pero la fecha continuará indefinida después del señalamiento de la CEN.
“Rechazamos absolutamente esta agresión organizada y sistemática contra el pueblo”, agregaron los obispos en el comunicado, en el que responsabilizaron a “grupos armados afines al Gobierno”.
Nicaragua atraviesa una crisis sociopolítica que ayer cumplió 44 días de protestas sin cesar. El detonante fue las reformas a la seguridad social emitidas por Ortega, pero continuaron por los actos de represión del sandinismo, pese a la presión internacional para que cese la violencia.
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