¿Merece ser presidente? (II)

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Por Teresa Guevara de López

28 May 2018

El legado de Nayib Bukele como exalcalde de San Salvador se resume en la destrucción del centro de la capital y afirmar que se compara con Roma; la pérdida y cierre de muchos negocios formales, invasión de calles y aceras por las informales: cambiar el Escudo de la ciudad de San Salvador demostrando su total desconocimiento de las leyes de la heráldica. Actuación digna del propietario de una finca, de un niño rico, caprichoso y consentido que nunca se ha ganado un sueldo con el sudor de su frente.

Bochornosa actitud de un alcalde, que olvidando la dignidad que el cargo le otorga, encabeza una manifestación contra la Fiscalía General de la República, más su señalada vinculación en los ataques cibernéticos contra dos respetados periódicos, y el lenguaje vulgar y soez, empleado para dar instrucciones a sus secuaces. El cinismo de donar 48 motos a la PNC, que debe pagar la actual administración; la compra del Mercado Cuscatlán por $25 millones, que fue ofrecido al exalcalde Quijano por $4 millones, y en el Registro tiene un valor de $875,000; la deuda millonaria a proveedores, muchos caídos en la quiebra, mientras instalaba su oficina en lujosa residencia, sin explicar por qué no usaba el tradicional despacho, deja serias dudas sobre el verdadero uso de la casa cuyo alquiler llegaba a $200,000 anuales.

Nuestra Constitución exige que el Presidente de la República tenga moralidad e instrucción notorias, pero su actuación como alcalde demuestran carecer totalmente de la primera condición, y la dificultad que tuvo al intentar responder en una entrevista televisiva sobre sus escasos y dudosos estudios cursados, evidencian que tampoco llena el segundo requisito. Su capacidad mediática, respuesta pronta y agresiva, su actitud mesiánica urgiendo al pueblo a la insurrección, son características de un demagogo populista, pero jamás del estadista preparado que el país requiere y merece.

En un programa dominical fue entrevistado Federico Anliker, secretario general de Nuevas Ideas, quien respondió con argumentos tan bien expuestos como falsos.

P/¿Cómo puede hacer proselitismo, llamando a primarias un partido político sin estar legalmente inscrito, pues el período para hacerlo ya caducó?

R/ Los notables abogados que los asesoran aseguran que como partido en formación les asiste el derecho de ir a elecciones, pues prohibirlo iría contra la Constitución que otorga a todo ciudadano el derecho a participar en política y aspirar a cargos públicos. (Argumentos que usaron Ortega en Nicaragua y JOH en Honduras para reelegirse).

P/¿Fuentes de financiamiento del partido? R/El pueblo salvadoreño que mayoritariamente apoya con sus donativos, incluso con la apertura de las casas de campaña en toda la República.

P/¿Ideología de izquierda o de derecha? R/ Somos un partido amplio, abierto a todo tipo de pensamiento, incluyendo entre sus militantes a Dagoberto Gutiérrez y Walter Araujo.

Es imperativo que el alcalde Muyshondt presente pronto la auditoría que una empresa internacional está realizando sobre la gestión de Bukele, y el estado de las finanzas de la alcaldía, que puede poner en evidencia su mala administración de fondos públicos. Tendríamos así los capitalinos un motivo más para convencernos de que la pretensión de Nayib Bukele de convertirse en el futuro presidente de El Salvador es un insulto a nuestros más altos principios cívicos, al lema de nuestra bandera, y sobre todo a la inteligencia de los salvadoreños, que no podemos dejarnos engañar con tan burdas mentiras. “Por sus frutos, los conoceréis” dice la Biblia. Y los que nos ha dejado Nayib Bukele, se ven podridos.

Columnista de

El Diario de Hoy