Los salvadoreños mantuvieron viva la esperanza de que Monseñor Óscar Arnulfo Romero fuera canonizado en su tierra natal, El Salvador, pero su sueño se vio frustrado cuando el papa Francisco anunció este sábado en el Vaticano que el mártir será santificado el próximo 14 de octubre en Roma.
Se hizo el silencio entre los fieles, cuyos ojos se llenaron de lágrimas tras escuchar de boca del pontífice que Romero, beatificado en la capital de El Salvador el 23 de mayo de 2015, se convertiría en santo fuera de su país.
Junto a monseñor Romero serán canonizado Pablo VI, los sacerdotes italianos Francesco Spinelli y Vincenzo Romano, la religiosa alemana Maria Caterina Kasper y la española Nazaria Ignacia March Mesa.
La canonización tendrá lugar durante el Sínodo de Obispos, la asamblea de prelados llegados de todo el mundo al Vaticano y que este año abordará temas relativos a la juventud desde el 3 hasta el 28 de octubre.
Y aunque el deseo de la mayoría de los compatriotas del beato era ver su canonización en El Salvador, también hay un pequeño porcentaje de personas, especialmente dentro de la Iglesia, que preferían que fuera en Roma por considerar que así será más universal y llegará a todo el mundo el nombre de san Romero de América, como es conocido en el país.
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Los jerarcas católicos salvadoreños trataron de no alimentar esa espectativa y varios religiosos optaron por destacar que una canonización desde la Ciudad del Vaticano colocaría el legado de Romero un peldaño más arriba.
Pero los fieles se mantenían igualmente esperanzados y se congregaron desde últimas horas de anoche hasta esta madrugada en la Catedral Metropolitana, donde descansan los restos de monseñor, a la espera del anuncio, que reflejó cierta frustración en el rostro de la mayoría de asistentes a la vigilia.
Romero, nacido en Ciudad Barrios, al este de El Salvador, el 15 de agosto de 1917, fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por un francotirador mientras oficiaba misa en la capilla del Hospital la Divina Providencia, donde se aplicaban cuidados paliativos a enfermos de cáncer.
Tras su beatificación en la capital salvadoreña en mayo de 2015, diversos sectores clamaban por el anuncio de la canonización de quien es un icono en el país por su lucha en favor de la paz, de los Derechos Humanos y la defensa de los pobres.
El milagro que le valió a monseñor Óscar Arnulfo Romero para ser elevado a los altares fue el otorgado a una mujer embarazada, quien tras dar a luz sufrió de una serie de complicaciones que pusieron su vida en peligro, reveló este miércoles la Iglesia Católica de El Salvador.
Cecilia Flores de Rivas sufrió, tras dar a luz, el síndrome Hellp, enfermedad que se presenta en mujeres embarazadas que padecen hemólisis, elevación de enzimas hepáticas y bajada de plaquetas, y fue su marido quien pidió al beato Romero que "ayudara a su esposa para salir de la complicación".
Alejandro, esposo de Cecilia, pidió a los hermanos de su comunidad que se unieran para orar por el milagro, por intercesión del beato Romero, y fruto de ello la mujer salió de la situación crítica en la que estaba y regresó a su seno familiar con su bebé.
Y aunque no será en El Salvador, el deseo de los fieles se hará realidad en poco más de cinco meses a 10.000 kilómetros de su cuna natal.