Norman Quijano, el nuevo presidente de la Asamblea Legislativa, lo había advertido: en la sesión solemne de ayer solo se iba a servir agua, cero coctel, cero banquetes. Esto se cumplió y atrás quedaron aquellos días de vino, camarones, jamón y quesos importados.
Sin embargo los diputados, líderes de partidos políticos, ex dirigentes e invitados especiales no perdieron la elegancia, vistieron sus trajes, se peinaron para la ocasión y prometieron que la Asamblea dejará de ser un culto al exceso como lo fue en otras administraciones.