La ciudad turística de Masaya, a poco más de 25 kilómetros al sureste de Managua, fue este fin de semana el epicentro de la rebelión contra el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua.
Tras la jornada de represión contra los manifestantes por parte de turbas sandinistas y los saqueos que vivió la ciudad el sábado y la madrugada de ayer, miles de nicaragüenses se desplazaron desde Managua en caravanas para ir a apoyar las protestas.
Al ver la destrucción y el caos en el que amaneció Masaya muchos abordaron sus motocicletas, sus autos o camiones y se movilizaron para solidarizarse con sus compatriotas.
Luego de la lucha armada, la Asociación Nicaragüense de Protección de Derechos Humanos (ANPDH) logró una tregua a la medianoche del sábado y la liberación de 26 manifestantes, informó el representante de la entidad, Álvaro Leiva.
El campo de batalla en el que se convirtió Masaya, conocida como la “Ciudad de las Flores”, era evidente ayer con obstáculos para acceder a la ciudad, numerosas barricadas de adoquines levantadas en las calles, edificios devorados por las llamas y diversos locales comerciales destruidos.
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Entre los lugares afectados por el fuego, además de algún edificio público, se encontraba el turístico Mercado de Artesanía, que vio consumidos dos de sus tramos. Además, diversos negocios de alimentación, tecnología o farmacia, entre otros, amanecieron con los escaparates de los establecimientos rotas y completamente saqueados. Otras ciudades también sufrieron saqueos.
Las piedras esparcidas por las calles, la basura, los restos de los saqueos a los establecimientos, e incluso los regueros de sangre de los heridos y las víctimas todavía permanecían en varias vías de Masaya.
En un punto de la calle donde se observa el charco de sangre de una de las víctimas a la que dispararon en la cabeza, se improvisó un pequeño altar con velas, flores y una cruz en su memoria.
Además de la persona que perdió la vida en los enfrentamientos, la Cruz Roja atendió a más de 40 heridos.
Nicaragua cumplió ayer 26 días de una crisis que ha dejado decenas de muertos, causada por multitudinarias manifestaciones a favor y en contra de Ortega, que iniciaron con protestas en contra de unas reformas a la seguridad social y que continuaron debido a las víctimas mortales de los actos represivos.
Ante este escenario, el obispo Silvio Báez utilizó ayer sus redes sociales para denunciar que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) no ha recibido aún el consentimiento de Ortega para visitar el país, una de las condiciones que han puesto al régimen.
“El secretario de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Paulo Abrao) asegura que no han recibido anuencia del gobierno para venir a Nicaragua”, indico el líder religioso en un tuit. Luego retuiteó un mensaje de Paulo Abrao en el que el responsable de la CIDH decía que “hasta este momento no hemos recibido anuencia del Estado de Nicaragua para visitar el país”.